Las profundidades marinas esconden alianzas sorprendentes. Los pulpos, criaturas solitarias, se asocian con peces para optimizar su cacería. ¿Cómo se organiza esta cooperación improbable?
Este dúo submarino parece aprovechar la experiencia de cada uno. Pero, ¿qué es lo que se oculta detrás de esta aparentemente armoniosa asociación?
El equipo del Instituto Max Planck observó trece grupos de caza frente a las costas de Israel. Cada grupo, compuesto por peces exploradores y un pulpo, revela una colaboración meticulosa. Los peces descubren las presas, mientras que el pulpo dirige los ataques.
Las observaciones, publicadas en
Nature Ecology and Evolution, muestran que esta caza colectiva es más efectiva que una aproximación individual. El pulpo, como líder, evalúa las opciones propuestas por los peces antes de pasar a la acción.
Sin embargo, esta relación no está exenta de tensiones. Cuando los peces se muestran demasiado insistentes o se aventuran demasiado cerca de las presas, son repelidos por rápidos golpes de tentáculo. Estos gestos bruscos recuerdan que el pulpo mantiene un control firme.
Según Eduardo Sampaio, autor principal del estudio, estas interacciones agresivas sirven para mantener el orden en el grupo. Algunos peces, a menudo meros, a veces intentan cosechar los frutos de la cacería sin contribuir.
Un pulpo coordina a los peces para que lo ayuden a cazar, y los golpea si no cumplen sus expectativas
El análisis de estos comportamientos podría arrojar luz sobre la comprensión de las interacciones interespecíficas en ambientes marinos complejos. Los científicos continúan sus investigaciones para desentrañar los misterios de esta cooperación inusual. Hannah MacGregor, de la Universidad de Cambridge, cree que se necesitan más estudios para explicar las motivaciones de estos comportamientos.
Concretamente, ¿cuál es el rol de cada uno? ¿Quién beneficia de esta coordinación?
Los roles dentro de esta alianza submarina están claramente definidos. Los peces, como exploradores, juegan un papel crucial al localizar las presas ocultas en las grietas o bajo la arena. Gracias a sus rápidos movimientos y sus múltiples trayectorias, permiten al grupo cubrir un área extensa, descubriendo presas que el pulpo solo probablemente no habría detectado.
Por su parte, el pulpo aprovecha esta información para organizar la caza. Con sus ocho brazos, puede rápidamente atrapar las presas una vez localizadas y alcanzar áreas inaccesibles para los peces. Actúa, por tanto, como estratega, tomando la decisión final sobre el momento adecuado para atacar, mientras aprovecha su fuerza física para capturar a las presas.
Los peces se benefician principalmente de los restos dejados por el pulpo tras sus capturas. No obstante, esta colaboración no está exenta de riesgos: si un pez intenta apropiarse de una presa o se acerca demasiado, puede ser repelido violentamente. Sin embargo, el acceso facilitado a los alimentos bien vale algunos golpes de tentáculo. El grupo, de esta manera, aprovecha al máximo esta alianza, en la que cada uno maximiza sus posibilidades de supervivencia gracias a sus habilidades complementarias.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Ecology & Evolution