El cielo nocturno nos reserva una bella sorpresa este miércoles con una Luna particularmente imponente y luminosa. Este fenómeno celeste, conocido como superluna, ofrece un espectáculo accesible para todos los amantes de la astronomía.
Nuestro satélite natural no sigue una trayectoria perfectamente circular alrededor de la Tierra, sino más bien una órbita ligeramente ovalada llamada elipse. Esta particularidad hace que la distancia entre la Luna y nuestro planeta varíe constantemente. Cuando la Luna llena coincide con el punto de su órbita más cercano a la Tierra, el perigeo, asistimos a lo que los astrónomos denominan una superluna. La NASA precisa que esta configuración puede hacer que la Luna sea hasta un 14% más grande y un 30% más brillante que durante su apogeo, el punto más alejado de su órbita.
Esta superluna de noviembre se distingue particularmente porque representa el paso más cercano del año, con una distancia de aproximadamente 357.000 kilómetros solamente. Se inscribe en una serie de tres superlunas anuales, la de octubre ya había ofrecido su espectáculo, mientras que una última se espera en diciembre. El astrónomo Lawrence Wasserman del
Lowell Observatory explica que esta proximidad puede influir ligeramente en las mareas, aunque este efecto generalmente sigue siendo imperceptible para la mayoría de nosotros.
Para disfrutar plenamente del fenómeno, no se necesita ningún instrumento especial, pero hay que contar con condiciones meteorológicas clementes. Shannon Schmoll, directora del
Abrams Planetarium en la
Michigan State University, subraya que la diferencia de tamaño aparente puede ser difícil de percibir a simple vista sin punto de comparación. Lo ideal es comparar observaciones sucesivas o fotografías tomadas en diferentes momentos para apreciar realmente la variación de dimensiones.
Estas citas celestes se producen varias veces al año, ofreciendo a cada uno la oportunidad de contemplar las maravillas de nuestro Sistema Solar. Cada superluna nos recuerda la dinámica del sistema Tierra-Luna y la importancia de levantar la vista hacia el cielo para observar estos fenómenos astronómicos accesibles para todos.
La percepción visual de las superlunas
Nuestro ojo percibe difícilmente las variaciones de tamaño de la Luna sin puntos de referencia. El cerebro humano tiende a sobrestimar el tamaño lunar cuando está cerca del horizonte, un efecto psicológico conocido como ilusión lunar, que no tiene nada que ver con la superluna propiamente dicha.
La diferencia de luminosidad, por su parte, es más fácilmente perceptible. Un aumento del 30% del brillo corresponde a una diferencia de aproximadamente 0,3 magnitudes astronómicas, lo que es suficiente para que algunos observadores atentos noten una Luna más brillante de lo habitual.
Los fotógrafos astronómicos utilizan a menudo técnicas específicas para capturar la superluna, como el uso de teleobjetivos y la comparación con elementos del paisaje. Estas imágenes permiten visualizar claramente la diferencia de tamaño respecto a una Luna llena estándar.
La observación regular del cielo lunar permite desarrollar una sensibilidad a estas variaciones.