¿Es posible encontrar mundos habitables en lo profundo del espacio? Un equipo de científicos propone un método innovador para responder a esta pregunta, basándose en el análisis de la atmósfera de los planetas extraterrestres gracias al Telescopio Espacial James Webb.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de la Universidad de Birmingham, y de otras instituciones han descubierto recientemente que una baja abundancia de dióxido de carbono en la atmósfera de un planeta podría indicar la presencia de agua líquida, y por lo tanto, potencialmente de vida. Esta característica, más fácil de detectar que los signos previamente considerados, podría acelerar nuestra búsqueda de mundos habitables más allá de nuestro sistema solar.
Imagen artística del planeta GJ 357 d.
Imagen del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA/Chris Smith
La comparación entre las atmósferas de diferentes planetas del mismo sistema solar revela que aquellas con menos dióxido de carbono, como la Tierra, podrían albergar océanos de agua líquida. Estos océanos juegan un papel crucial en la absorción del dióxido de carbono, regulando así el clima y promoviendo la habitabilidad a largo plazo. Este proceso de secuestro de carbono por los océanos y las rocas es esencial para mantener una atmósfera propicia para la vida.
Los autores del estudio proponen una estrategia para detectar planetas habitables identificando esta firma de dióxido de carbono empobrecido. Este método sería particularmente efectivo en sistemas de "guisantes en una vaina", donde varias planetas terrestres de tamaño similar orbitan cerca uno del otro. El primer paso consistiría en confirmar la presencia de atmósferas detectando el dióxido de carbono, un compuesto predominante en la mayoría de las atmósferas planetarias.
Para ir más allá de la simple habitabilidad, los investigadores sugieren buscar la presencia de ozono en la atmósfera de un planeta. En la Tierra, el ozono se forma cuando el oxígeno, emitido por la vida vegetal y microbiana, reacciona con los fotones del sol. La detección conjunta de ozono y una baja cantidad de dióxido de carbono podría indicar no solo que un planeta es habitable, sino también que está habitado por una forma de vida activa a escala planetaria.
Esta investigación, publicada en la revista
Nature Astronomy, abre un camino prometedor para la exploración de exoplanetas habitables con la ayuda del Telescopio Espacial James Webb. Sistemas como TRAPPIST-1, situado a solo 40 años luz de la Tierra, podrían estar entre los primeros candidatos a ser estudiados según este nuevo método.
Fuente: Nature Astronomy