Un equipo de la UNIGE y de los HUG ha descubierto un subgrupo de células inmunitarias particularmente implicado en la enfermedad, abriendo el camino a tratamientos más precisos y evitando ciertos efectos secundarios.
La esclerosis múltiple, que afecta aproximadamente a una persona de cada 500 en Suiza, es una enfermedad autoinmune en la que las células inmunitarias atacan al sistema nervioso central, provocando daños irreversibles. Los tratamientos actuales consisten en bloquear el sistema inmunitario para impedir que ataque al organismo.
Aunque eficaces, estos medicamentos pueden sin embargo desencadenar infecciones potencialmente graves. Un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), en colaboración con la Universidad de Pensilvania, ha identificado, en personas recientemente diagnosticadas, un subtipo de células inmunitarias que serían preferentemente responsables de la evolución de la enfermedad. Un tratamiento que las apunte específicamente podría entonces controlar eficazmente la enfermedad, evitando al mismo tiempo ciertos efectos secundarios. Estos resultados se publican en la revista
Annals of Neurology.
Diagrama de una neurona:
1 - Dendrita
2 - Axón
3 - Nódulos de Ranvier
4 - Terminaciones axonales
5 - Célula de Schwann (vaina de mielina)
6 - Cuerpo celular
7 - Núcleo
Imagen Wikimedia
La esclerosis múltiple se caracteriza por lesiones de la mielina, una membrana que protege las neuronas, esencial en la transmisión de los impulsos nerviosos. Como resultado, se producen trastornos motores, sensitivos, visuales y cognitivos que pueden llevar a la discapacidad.
"Desde hace unos veinte años, se han realizado muchos progresos, tanto a nivel del diagnóstico precoz como del desarrollo de medicamentos inmunosupresores. Estos tratamientos inhiben el proceso de degradación del sistema nervioso limitando los brotes inflamatorios, lo que ha permitido una mejora real de la calidad de vida de las personas afectadas", indica Patrice Lalive, profesor del Departamento de neurociencias clínicas así como del Departamento de patología e inmunología de la Facultad de medicina de la UNIGE, y responsable de la Unidad de neuroinmunología de los HUG, que dirigió estos trabajos. "Sin embargo, estos tratamientos destruyen sin distinción las células inmunitarias, abriendo el camino a todo tipo de infecciones y efectos secundarios importantes."
Este proceso podría ser una oportunidad real para desarrollar tratamientos.
Un receptor celular minoritario
El equipo de Patrice Lalive lleva más de 10 años realizando investigaciones sobre una vía de señalización celular (un mecanismo que permite a las células percibir su entorno y comunicarse entre sí), la vía c-Met/HGF, implicada en la neuroinflamación. "Los primeros estudios en laboratorio ponían de relieve el papel de este receptor c-Met en este proceso", detalla Patrice Lalive. "Aquí, queríamos examinar lo que ocurre realmente en nuestras pacientes y pacientes."
El equipo de investigación comparó los glóbulos blancos presentes en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo de una treintena de personas con esclerosis múltiple recientemente diagnosticada, y que aún no habían recibido ningún tratamiento, con los de personas que no padecen la enfermedad.
"Detectamos, en las personas con esclerosis múltiple, la presencia de linfocitos que expresaban el receptor c-Met, que estaba ausente en las personas 'control'", explica Gautier Breville, médico investigador en el equipo del Prof. Lalive y primer autor de estos trabajos. "Además, estos linfocitos que expresan el c-Met, que constituyen sin embargo solo el 5 al 6% de los glóbulos blancos en el líquido cefalorraquídeo, aparecían como particularmente inflamatorios y tóxicos, y pasaban más fácilmente la barrera hematoencefálica para atacar al cerebro."
Primeros pasos hacia una terapia dirigida
Así, el mecanismo proinflamatorio anormal de la esclerosis múltiple parece favorecer la expresión de c-Met en una pequeña parte de los linfocitos. "Este proceso podría ser una oportunidad real para desarrollar tratamientos capaces de apuntar únicamente a los linfocitos portadores de c-Met, preservando el resto del sistema inmunitario necesario para nuestra defensa contra las infecciones. ¿Sería esto suficiente para limitar la progresión de la enfermedad? Es lo que queremos verificar ahora, identificando moléculas que apunten a c-Met", concluye Patrice Lalive.
Fuente: Universidad de Ginebra