La industria militar turca supera un nuevo hito con bombas de poder destructivo cercano al armamento nuclear. La feria IDEF 2025 sirvió como escaparate de estas tecnologías, redefiniendo los equilibrios estratégicos.
Estos desarrollos ilustran la creciente ambición de Turquía en el ámbito armamentístico. Las bombas Gazap y NEB-2 Ghost, presentadas como operativas, muestran una potencia devastadora, suscitando numerosas preguntas.
Gazap: una fragmentación mortífera
Con sus 970 kg, Gazap ("ira" en turco) supera los límites de las bombas de fragmentación. Su sistema controlado proyecta 10.000 esquirlas en un kilómetro, triplicando la densidad de impactos por metro cuadrado respecto a modelos clásicos.
La estructura interna del arma optimiza la dispersión de fragmentos. A diferencia de las bombas tradicionales, su diseño imita una granada gigante, con una distribución calculada para maximizar los daños sobre objetivos humanos y materiales.
El efecto termobárico añade una dimensión aterradora. La explosión genera temperaturas que alcanzan los 3.000°C, capaces de fundir acero, mientras que la onda expansiva arrasa todo a su paso.
NEB-2 Ghost: el perforador de búnkeres
Especializada en la destrucción de infraestructuras fortificadas, esta bomba también de 970 kg penetra 7 metros de hormigón armado.
Un mecanismo de detonación retardada permite una explosión tras 240 milisegundos. Este lapso le otorga tiempo para hundirse profundamente en su objetivo antes de liberar su energía destructora.
Las pruebas mostraron una capacidad para provocar deslizamientos de terreno en 160 metros de diámetro. Esta potencia posiciona a la NEB-2 como un arma contra instalaciones subterráneas.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Interesting Engineering