Los productores de maíz no tienen que temer una disminución en el rendimiento si reemplazan parte de los fertilizantes químicos que aplican en sus campos por materiales residuales fertilizantes (MRF) como compost, lodos de plantas de tratamiento de aguas residuales y residuos de fábricas de destintado.
El estudiante-investigador Jean-Dominic Côté y el profesor Lotfi Khiari, del Departamento de Suelos e Ingeniería Agroalimentaria de la Universidad Laval, lo demuestran en un artículo publicado por la revista
Field Crops Research.
Imagen de ilustración Pixabay
En Quebec, las actividades de las ciudades como la recolección de desechos compostables, la biometanización o el tratamiento de aguas residuales, y las de empresas como las papeleras o las fábricas de destintado generan anualmente 4,55 millones de toneladas de residuos orgánicos. Aproximadamente el 65% de estos materiales se reciclan, en particular en compost (23% del tonelaje reciclado) o en MRF aplicadas en los campos agrícolas (34% del tonelaje reciclado). Cerca de un tercio de los residuos orgánicos aún toman el camino de los vertederos o el incinerador.
"Desde un punto de vista teórico, el uso de los MRF presenta ventajas innegables para asegurar una agricultura sostenible. Cuando enviamos nuestros desechos al vertedero o a la incineración, los nutrientes que contienen se pierden en cierta forma. Al reciclar nuestros desechos orgánicos, nos aseguramos de cerrar el ciclo reinsertando los nutrientes en el ciclo de producción. Los MRF también contribuyen al mantenimiento y mejora de las propiedades físicas y químicas de los suelos, así como a su actividad biológica", destaca Jean-Dominic Côté.
La idea de reemplazar los fertilizantes químicos por MRF no tiene unanimidad entre los productores de maíz. De hecho, algunos temen que los MRF provoquen una disminución del rendimiento en los campos debido a una menor biodisponibilidad de los elementos nutritivos que contienen. Para determinar si estos temores estaban fundados, Jean-Dominic Côté y Lotfi Khiari realizaron experimentos en la estación agronómica de la Universidad Laval, ubicada en St-Augustin-de-Desmaures, y en la granja experimental del Instituto de Investigación y Desarrollo en Agrodiversidad (IRDA), ubicada en Saint-Lambert-de-Lauzon.
"Probamos, durante dos temporadas de crecimiento, el efecto de ocho tipos de MRF en el equilibrio nutricional y los rendimientos del maíz. La cantidad de MRF utilizada permitía satisfacer completamente las necesidades de fósforo de las plantas y un tercio de sus necesidades de nitrógeno. El resto se cubrió con fertilizantes químicos", precisa el estudiante-investigador.
Los datos obtenidos muestran que todos los MRF probados en combinación con fertilizantes químicos aseguran un equilibrio nutricional al menos tan bueno como una fertilización basada únicamente en fertilizantes químicos. En cuanto a los rendimientos, las combinaciones MRF-fertilizantes químicos funcionan igual de bien que los fertilizantes químicos solos.
"Nuestros resultados sugieren que los MRF pueden reemplazar parte de los fertilizantes químicos sin que la salud de las plantas o el rendimiento se vean afectados, resume Jean-Dominic Côté. La transformación de desechos orgánicos en insumos agronómicos contribuye a la agricultura sostenible y a la resiliencia de los sistemas agrícolas, al tiempo que reduce los costos de producción."
En los últimos años, el temor de que los MRF pudieran contener ciertos contaminantes, en particular compuestos orgánicos fluorados también llamados contaminantes eternos, pudo enfriar el interés del mundo agrícola por este tipo de enmiendas de suelos, destaca el estudiante-investigador.
"El aspecto ambiental del reciclaje de los MRF debe estudiarse absolutamente para garantizar su inocuidad y tranquilizar al público, insiste. Por eso nuestros colaboradores de la Universidad de Montreal, la Universidad McGill, el Centro de Experiencia en Análisis Ambiental de Quebec y el IRDA están estudiando la cuestión."
Fuente: Universidad Laval