Una noche de verano, basta con levantar una copa para que aparezca un invitado no deseado: el mosquito. Sin embargo, algunos de nosotros parecemos atraer a estos insectos con mucha más frecuencia que nuestros vecinos.
Un equipo neerlandés ha explorado recientemente esta diferencia de atracción hacia los mosquitos transportando miles de estos pequeños insectos a un festival de música. El objetivo: observar qué comportamientos humanos influyen en su elección y por qué algunas personas se convierten en auténticos imanes de picaduras.
Un experimento en condiciones reales
Los investigadores de la Universidad Radboud instalaron en 2023 un laboratorio móvil en contenedores marítimos en el recinto del festival Lowlands. Cerca de 500 voluntarios aceptaron participar. Los asistentes al festival completaron un cuestionario sobre sus hábitos y luego colocaron su brazo en una jaula especial que contenía mosquitos hembra
Anopheles stephensi.
Los mosquitos podían percibir los olores de la piel sin picar gracias a finas perforaciones. Una cámara registraba el número de insectos atraídos por cada participante. Los investigadores compararon luego estos resultados con los datos recogidos.
Los resultados revelaron un hecho destacado: las personas que habían consumido cerveza en las doce horas anteriores atraían un 35 % más de mosquitos. El vino no mostró un efecto similar, lo que indica un vínculo particular entre la cerveza y la atracción de los insectos.
Múltiples factores puestos de relieve
La cerveza no fue el único elemento correlacionado con el interés de los mosquitos. Las personas que habían compartido su cama la noche anterior también parecían más codiciadas. En cambio, una ducha reciente o la aplicación de crema solar reducían fuertemente la atracción.
Los análisis de piel pusieron de manifiesto una abundancia aumentada de ciertas bacterias, en particular los estreptococos, en las personas muy atractivas. Estos microorganismos podrían reforzar los olores corporales que guían a los insectos.
El consumo de cannabis mostró una asociación más modesta, pero esta desaparecía cuando se tenían en cuenta otros parámetros. En cuanto al tipo sanguíneo, no jugó ningún papel en el experimento, confirmando otros trabajos anteriores.
¿Por qué la cerveza nos hace más atractivos para los mosquitos?
Los científicos proponen varias explicaciones. El consumo de alcohol puede acentuar el calor corporal al dilatar los vasos sanguíneos. También podría modificar los olores cutáneos percibidos por los mosquitos. Sin embargo, esto no explica por qué el vino no presenta el mismo efecto.
Estos insectos detectan primero el dióxido de carbono que exhalamos. Siguen esta nube invisible hasta su fuente, antes de orientarse hacia el calor corporal y las señales químicas de la piel.
Una vez cerca, los mosquitos evalúan la composición del sudor y los productos derivados del microbioma cutáneo. Estas señales combinadas determinan el lugar preciso donde picarán.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: bioRxiv