Unos investigadores revelan que el aumento continuo de la esperanza de vida, observado en el siglo XX, podría estar agotándose. Esta época marcó un punto de inflexión, con una mejora notable gracias a la medicina y a políticas de salud eficaces. La idea de que en general podríamos vivir cien años o más podría resultar ilusoria.
Imagen de ilustración Pexels
Un estudio publicado en
Nature Aging destacó esta situación. Los investigadores de la Universidad de Illinois examinaron los datos de ocho países con alta esperanza de vida. Los resultados muestran una lenta disminución de las mejoras desde 1990. La promesa de una vida más larga y saludable enfrenta nuevos problemas.
Los expertos señalan que solo el 5 % de los hombres y el 15 % de las mujeres podrían convertirse en centenarios en este siglo. La desigualdad en el acceso a la atención médica y a las innovaciones médicas juega un papel importante en esta dinámica. Los países desarrollados no son igualmente favorables en este aspecto.
El análisis de las estadísticas revela que Hong Kong y Corea del Sur sobresalen con una mayor esperanza de vida. Estos países han logrado extender la duración de vida de sus poblaciones, pero esto ha tenido un costo. Otras regiones, como Estados Unidos, muestran una disminución en la esperanza de vida.
Los investigadores insisten en la necesidad de ralentizar el proceso de envejecimiento. Aún son posibles avances médicos, pero se deben hacer esfuerzos concertados para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Se debe poner el acento en un enfoque proactivo, centrado en la prevención.
Las cifras sobre la longevidad son contundentes. Las predicciones muestran que la mayoría de los niños nacidos recientemente no vivirán hasta los 100 años. Esta realidad refleja una tendencia más amplia, la de la desigual distribución de los recursos y las innovaciones en salud pública.
El debate sobre los límites de la longevidad humana está lejos de resolverse. Mientras algunos prevén un futuro brillante en el que la inmortalidad podría convertirse en una posibilidad, la realidad actual parece recordarnos nuestros límites biológicos. La esperanza de vida podría haber alcanzado un techo.
Los investigadores llaman a la prudencia. Consideran que tal vez hayamos alcanzado nuestro límite, a menos que logremos romper este techo de cristal. En última instancia, el potencial de una nueva revolución en longevidad dependerá de los avances en la comprensión del envejecimiento.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Aging