Adrien - Viernes 7 Noviembre 2025

🪐 Se descubren anillos en formación alrededor de un objeto de nuestro Sistema Solar

Cuando se mencionan los anillos planetarios, la imagen de Saturno viene inmediatamente a la mente. Sin embargo, esta característica celeste no es exclusiva de los gigantes gaseosos y se manifiesta en lugares mucho más inesperados del Sistema Solar.

Un equipo de astrónomos brasileños ha hecho recientemente un descubrimiento notable al analizar observaciones del observatorio de Pico dos Dias. Alrededor de Quirón, este cuerpo helado descubierto en 1977, han identificado cuatro estructuras anulares distintas acompañadas de materia difusa. Estos anillos se sitúan a distancias variables del centro del objeto, que van desde 270 hasta 1400 kilómetros, con el cuarto anillo mostrando signos de inestabilidad que requerirán observaciones complementarias. Esta configuración particular ofrece a los científicos una oportunidad única para estudiar la dinámica de los sistemas anulares.


Representación de Quirón con sus anillos en el software Celestia
Crédito: Celestia/Wikimedia Commons


Quirón pertenece a la categoría de los centauros, esos objetos híbridos que presentan características a medio camino entre los cometas y los asteroides. Orbitando entre Saturno y Urano, este cuerpo de aproximadamente 200 kilómetros de diámetro está compuesto principalmente de roca, hielo de agua y compuestos orgánicos. La presencia de anillos alrededor de un objeto así demuestra que los fenómenos de acreción y formación de estructuras circulares no se limitan a los planetas principales de nuestro sistema estelar.

Lo que hace este descubrimiento particularmente significativo es que por primera vez, los astrónomos observan un sistema de anillos en proceso de formación. Al comparar los datos de 2023 con observaciones anteriores que se remontan hasta 2011, los investigadores han constatado una rápida evolución de estas estructuras. Los anillos, probablemente constituidos de hielo de agua y materiales rocosos, podrían resultar de una colisión entre Quirón y otro cuerpo celeste, creando así un entorno dinámico en transformación.

Las implicaciones de este descubrimiento van mucho más allá del caso particular de Quirón. Como explica el astrónomo Braga Ribas de la Universidad Federal de Tecnología de Paraná, este sistema en evolución constituye un laboratorio natural para comprender los mecanismos que rigen la formación de anillos y satélites alrededor de pequeños cuerpos celestes.

Estos procesos podrían iluminar nuestra comprensión de diversos tipos de dinámicas de discos observados en el Universo, desde los sistemas planetarios en formación hasta las galaxias lejanas.

Los centauros: estos objetos celestes híbridos


Los centauros representan una clase particular de objetos transneptunianos que orbitan entre Júpiter y Neptuno. Su nombre evoca su naturaleza dual, combinando características típicas de asteroides y cometas.


Estos cuerpos helados a menudo presentan actividad cometaria cuando se acercan al Sol, desarrollando colas de gas y polvo, mientras mantienen una estructura más cercana a la de los asteroides. Su composición incluye generalmente hielos volátiles que pueden sublimarse bajo el efecto de la radiación solar.

El estudio de los centauros ofrece pistas valiosas sobre las condiciones que reinaban en el Sistema Solar externo durante su formación. Su órbita inestable indica que podrían provenir del cinturón de Kuiper, esa región más allá de Neptuno poblada de cuerpos helados.

El descubrimiento de anillos alrededor de Quirón revela que estos objetos pueden desarrollar sistemas complejos, cuestionando nuestra comprensión tradicional de la formación de las estructuras planetarias.

La formación de los anillos planetarios


Los anillos planetarios se forman generalmente a partir de materia en órbita alrededor de un cuerpo celeste, mantenida por fuerzas gravitacionales. Varios mecanismos pueden explicar su aparición, incluyendo colisiones entre objetos, la desintegración de satélites o la captura de materia interplanetaria.

La estabilidad de un sistema de anillos depende de numerosos factores, en particular la masa del objeto central, la distancia de los anillos y las interacciones con otros cuerpos. Las fuerzas de marea juegan un papel esencial en la definición de los límites de Roche, esa zona donde las fuerzas gravitacionales impiden la acreción de la materia en satélites.

Los anillos de Quirón presentan la particularidad de ser observados durante su fase de formación activa. Esta dinámica evolutiva permite a los astrónomos estudiar en tiempo real los procesos de colisión, agregación y dispersión que moldean estas estructuras.

La composición de los anillos varía según su origen: pueden contener partículas de hielo, roca o materiales orgánicos. Su estudio espectroscópico revela información valiosa sobre la historia de las colisiones y los procesos físico-químicos en acción en el Sistema Solar.

Fuente: The Astrophysical Journal Letters
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