¿Podrían los asteroides servir como puentes para la vida a través del Sistema Solar? Es una pregunta que intriga a investigadores y apasionados desde hace décadas. El último estudio llevado a cabo sobre una muestra del asteroide Ryugu, recolectada por la misión Hayabusa 2, ofrece una mirada sobre la capacidad de los microorganismos terrestres para colonizar material extraterrestre.
Estructuras microbianas observadas en la muestra de Ryugu, mostrando la colonización por organismos terrestres.
Crédito: Meteoritics & Planetary Science (2024). DOI: 10.1111/maps.14288
El equipo del Imperial College London descubrió que microbios terrestres invadieron rápidamente esta muestra, a pesar de estrictos protocolos de protección. Tras su transporte en una cámara hermética y apertura en una sala limpia, el análisis del grano, de 1 mm de ancho, reveló estructuras orgánicas filamentosas en su superficie. Estos filamentos, semejantes a bacterias terrestres, se multiplicaron, demostrando una generación rápida en tan solo unos días.
Los investigadores confirmaron que estos microbios provenían de contaminaciones terrestres ocurridas durante las preparaciones. A pesar de una manipulación minuciosa, las muestras extraterrestres siguen siendo vulnerables a la invasión microbiana. Este hallazgo subraya un paradojo: ¿cómo garantizar la integridad de una muestra proveniente de otro lugar cuando la Tierra está repleta de vida a escala microscópica?
Este estudio también destaca un desafío para las misiones interplanetarias. Las salas limpias, diseñadas para evitar cualquier contaminación, no son infalibles. Algunas bacterias incluso desarrollan estrategias para sobrevivir a desinfectantes y adaptarse a su entorno. Estas observaciones cuestionan los protocolos existentes y exigen medidas aún más estrictas para futuras misiones.
Sin embargo, la hipótesis de la panspermia no se descarta. Este fenómeno, que postula que la vida puede viajar entre planetas, encuentra cierto respaldo aquí. La capacidad de los microbios terrestres para prosperar en material de origen extraterrestre muestra que estos entornos no son necesariamente hostiles a la vida. Pero para demostrar que la vida puede originarse o viajar desde otro mundo, será necesario identificar firmas biológicas claramente extraterrestres.
Estos descubrimientos también plantean preguntas sobre el impacto de las misiones humanas en el espacio. Si microbios terrestres pueden sobrevivir en muestras, también podrían colonizar entornos lunares o marcianos. Esto podría comprometer los esfuerzos para detectar una vida nativa en esos mundos.
La omnipresencia de la vida en la Tierra subraya una verdad esencial: cada rincón está explotado. Esto podría explicar por qué no ha surgido ninguna forma de vida completamente nueva en miles de millones de años. En nuestro planeta, un sistema cerrado y saturado, un nuevo organismo tendría pocas posibilidades de sobrevivir frente a competidores más evolucionados.
Fuente: Meteoritics & Planetary Science