Adrien - Martes 9 Septiembre 2025

🍖 Se comían a sus vecinos, sin necesidad

Hace más de 5.000 años, durante el período neolítico, comunidades humanas dejaron tras de sí indicios inquietantes sobre sus prácticas alimentarias. Unos huesos descubiertos en una cueva española revelan huellas de corte y consumo humano, abriendo una ventana a un aspecto poco conocido de nuestro pasado.

Los investigadores, dirigidos por Francesc Marginedas del Instituto catalán de paleoecología humana y evolución social, examinaron más de 600 fragmentos óseos procedentes de 11 esqueletos bien conservados, incluyendo adultos, adolescentes y niños. Estos restos, que datan de hace aproximadamente 5.700 años, fueron descubiertos en la cueva de El Mirador, situada en las montañas de Atapuerca en España. El estudio exhaustivo de estos huesos permitió identificar marcas de carnicería y signos de cocción, indicando una manipulación sistemática de los cuerpos después de la muerte.


Especímenes utilizados para estimar la edad al fallecimiento.
Crédito: Scientific Reports (2025).


El análisis microscópico mostró que todos los huesos presentaban mellas y cortes, características de un despiece y separación de miembros. Algunos huesos presentaban translucidez y bordes ligeramente redondeados, sugiriendo que habían sido hervidos para extraer la médula o facilitar el consumo. Estas prácticas, realizadas después del fallecimiento, indican un proceso organizado y no accidental, cuestionando las motivaciones detrás de estos actos.

Los científicos descartaron la hipótesis de supervivencia en situación de hambruna, ya que no se encontró ninguna prueba de escasez alimentaria en la región en aquella época. Además, probablemente no se trataba de ritos funerarios, pues no se ha documentado ninguna práctica similar en otros lugares. Los huesos parecen pertenecer a una familia o grupo extenso, y los investigadores creen que fueron víctimas de un evento violento perpetrado por un grupo vecino, relacionado con conflictos intercomunitarios.

Este descubrimiento se enmarca en un contexto más amplio de violencia durante el neolítico, con pruebas similares encontradas en Francia y Alemania. Contribuye a matizar la imagen idílica de este período a menudo percibido como una era de paz y desarrollo agrícola, revelando más bien tensiones y brutalidades ocultas.


Especímenes con marcas de corte. Marcas de corte (flecha blanca) sobre restos humanos de los contextos S100 y S200.
Crédito: Scientific Reports (2025).

La cueva de El Mirador continúa revelando secretos, con descubrimientos anteriores incluyendo cráneos ceremoniales y otros indicios de canibalismo en la edad de bronce. Estos trabajos, publicados en Scientific Reports, enriquecen nuestra comprensión de las dinámicas sociales complejas de nuestros ancestros y plantean nuevas preguntas sobre la evolución de los comportamientos humanos.

El canibalismo en la historia humana



El canibalismo, o antropofagia, designa el consumo de carne humana por seres humanos. Esta práctica ha sido documentada en diversas épocas y en diferentes culturas, a menudo asociada a contextos ritualistas, de supervivencia extrema o de conflictos.

Durante la prehistoria, las pruebas arqueológicas muestran que el canibalismo podía servir para fines nutricionales durante hambrunas, pero también como acto simbólico en ceremonias o para marcar una dominación sobre enemigos. Las huellas en los huesos, como las marcas de corte, ayudan a los investigadores a distinguir estas motivaciones.

En el caso del estudio sobre El Mirador, la ausencia de signos de hambruna y la naturaleza sistemática de las manipulaciones indican que el canibalismo estaba probablemente relacionado con la violencia intergrupal más que con la necesidad.

Hoy en día, el canibalismo es extremadamente raro y generalmente condenado, pero su estudio permite comprender mejor la evolución de las normas culturales y los comportamientos humanos frente a la adversidad.

Los métodos de análisis en arqueología


La arqueología utiliza diversas técnicas para estudiar los restos humanos antiguos e interpretar las prácticas pasadas. El análisis microscópico, por ejemplo, permite examinar los detalles finos en los huesos, tales como mellas o alteraciones debidas a la cocción.

Las marcas de carnicería, a menudo comparadas con las dejadas en animales, ayudan a identificar las herramientas utilizadas y las técnicas de corte. La translucidez de los huesos, observada en este estudio, indica una exposición al calor, probablemente por ebullición, lo que modifica la estructura ósea y facilita la extracción de la médula.

La datación por carbono 14 y otros métodos de cronología absoluta permiten situar los eventos en el tiempo, mientras que el estudio del contexto arqueológico, como la presencia de otros artefactos, ayuda a reconstituir el modo de vida de las poblaciones.

Estos enfoques combinados ofrecen una visión más precisa de los comportamientos humanos, incluso cuando se trata de prácticas tabú como el canibalismo, y contribuyen a una interpretación más matizada de la historia.

Fuente: Scientific Reports
Ce site fait l'objet d'une déclaration à la CNIL
sous le numéro de dossier 1037632
Informations légales