Muchos medicamentos y drogas tienen nombres que terminan en "ina" o "is". En realidad, esta observación se basa en convenciones de nomenclatura en química y farmacología, relacionadas con las propiedades químicas y las clasificaciones de los compuestos. Explicaciones.
Los nombres de los medicamentos se rigen por convenciones establecidas para facilitar la comprensión de los profesionales de la salud. Por ejemplo, el sufijo "ina" se encuentra a menudo en moléculas que pertenecen a ciertas clases farmacológicas, en particular alcaloides, estimulantes y analgésicos.
Algunos ejemplos bien conocidos incluyen la morfina, la cafeína y la codeína. Estas sustancias tienen en común que son alcaloides, compuestos naturales a menudo extraídos de plantas, y su sufijo permite identificarlas fácilmente dentro de esta familia. En general, los alcaloides son sustancias basadas en nitrógeno, lo que también explica la recurrencia de este sufijo en sus nombres.
Las drogas que estimulan el sistema nervioso central, como la cocaína o la anfetamina, también poseen este sufijo "ina". Esto refleja su pertenencia a una misma categoría química o farmacológica, ofreciendo efectos similares en el organismo. Estas moléculas comparten a menudo estructuras químicas análogas, lo que justifica el uso de un sufijo común.
El sufijo "is", en cambio, es menos frecuente en el mundo de las drogas o de los medicamentos. Sin embargo, aparece en ciertas drogas muy conocidas como el cannabis, que a menudo es clasificado entre las sustancias psicoactivas. Otros ejemplos incluyen el ácido lisérgico (LSD), a veces llamado "lisérgis". Cuando aparece, suele estar relacionado con términos científicos que se refieren a procesos o estados patológicos más que a moléculas farmacológicas. Por ejemplo, términos como "cistitis" (cystitis) o "hepatitis" (hepatitis) describen inflamaciones más que compuestos químicos.
En farmacología, los sufijos suelen elegirse para indicar una clase o un efecto terapéutico. Por ejemplo, muchos antihistamínicos terminan en "ina" (como la difenhidramina) para indicar su efecto contra la histamina, una molécula implicada en las reacciones alérgicas. Esto permite a los profesionales de la salud identificar rápidamente los medicamentos que tienen efectos similares y facilitar la prescripción.
Así, los sufijos como "ina" en los nombres de las drogas no se eligen al azar. Siguen una lógica química y farmacológica que ayuda a comprender mejor su naturaleza y sus efectos. Para el público general, esto puede parecer un simple azar o una moda lingüística, pero para los especialistas, estos sufijos son indicadores esenciales sobre la composición y los efectos de los medicamentos.
Estas convenciones de nomenclatura tienen como objetivo armonizar y hacer más comprensible la clasificación de los medicamentos, especialmente en un contexto mundial donde los profesionales a veces deben trabajar con nombres que les son poco familiares.