Adrien - Viernes 2 Febrero 2024

¿Por qué nuestras heces huelen mal?

Las heces: un tema poco glamoroso pero esencial para entender ciertos aspectos de nuestra salud y alimentación. Este artículo explora las razones científicas detrás del olor a veces desagradable de las heces, relacionado con la digestión y las interacciones bacterianas.

La razón principal del olor desagradable de las heces reside en los procesos de digestión. En efecto, durante la descomposición de los alimentos en el sistema gastrointestinal, se producen diversos compuestos. Entre ellos, el escatol, o 3-metilindol, juega un papel preponderante. Este compuesto, también responsable del olor agradable de ciertas flores como el jazmín en bajas concentraciones, es producido por las bacterias cuando descomponen el aminoácido L-triptófano.


Nuestro cuerpo alberga más de 10 000 especies microbianas, con un número de células bacterianas superior al de las células humanas. Estos microorganismos, esenciales para la digestión, son en gran parte responsables del olor de las heces. Las distintas bacterias emiten gases variados según los tipos de alimentos y sustancias que descomponen.


Los hábitos alimenticios, el consumo de alcohol, los complementos alimenticios y los medicamentos pueden influir en el olor de las heces. Los alimentos ricos en azúcares, como el sorbitol presente en ciertos dulces, o que contienen sulfatos – huevos, brócoli, col, coliflor, cebollas, legumbres y carnes – favorecen la producción de gas sulfúrico, cuyo olor recuerda al de los huevos podridos.

Los alimentos altamente procesados y azucarados pueden ser difíciles de digerir, llevando a una producción aumentada de gas y a heces más olorosas. Un consumo excesivo de alcohol también puede afectar negativamente el proceso digestivo, resultando en heces malolientes.


Una modificación o agravación del olor de las heces generalmente se debe a un cambio en la alimentación o medicación, y se ajusta con el tiempo. Sin embargo, un olor particularmente nauseabundo, persistente y similar al de la putrefacción, puede indicar un problema de salud más serio. Las enfermedades de malabsorción, como la enfermedad inflamatoria intestinal o la enfermedad celíaca, impiden la correcta absorción de nutrientes y pueden provocar olores constantes y fuertes. Las infecciones virales o bacterianas del intestino o los trastornos de la motilidad gastrointestinal también pueden ser la causa.

Ante un olor inusualmente fuerte, persistente, acompañado de síntomas tales como diarrea, presencia de sangre en las heces, dolores abdominales o fiebre, se impone una consulta médica.
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