La disparidad de longevidad entre hombres y mujeres tendría sus orígenes en mecanismos biológicos ancestrales, que van más allá de los simples factores comportamentales.
Un análisis comparativo de una amplitud sin precedentes, examinando los patrones de supervivencia en mamíferos y aves, arroja luz sobre las causas fundamentales de esta brecha persistente. Estos trabajos revelan constantes evolutivas sorprendentes que sugieren que nuestra existencia prolongada lleva la huella de millones de años de adaptación biológica, donde las estrategias reproductivas y las configuraciones cromosómicas juegan un papel determinante.
La influencia de los cromosomas en la longevidad
El sistema de determinación sexual influye considerablemente en la duración de la vida, ya que las hembras de mamíferos se benefician de dos cromosomas X que ofrecen protección contra ciertas mutaciones genéticas perjudiciales. Esta configuración ventajosa contrasta con la de los machos, dotados de un cromosoma X y un Y más vulnerable, lo que podría explicar en gran parte esta diferencia de longevidad.
El estudio publicado en
Science Advances revela una inversión completa de esta tendencia en las aves, donde los machos presentan una configuración cromosómica ZZ considerada biológicamente ventajosa. Las hembras, por su parte, poseen cromosomas ZW potencialmente menos favorables, una inversión que se corresponde perfectamente con la observación de una longevidad masculina superior en este grupo.
Algunas especies contradicen, no obstante, esta regla general, como las rapaces hembras que a menudo viven más tiempo a pesar de su estado heterogamético desfavorable. Estas excepciones notables indican que la investigación debe integrar otros parámetros explicativos más allá de los cromosomas únicamente, que representan por tanto una pieza importante sin constituir la única explicación a este fenómeno.
Estrategias reproductivas e inversión parental
La competencia reproductiva ejerce una influencia determinante sobre la mortalidad masculina, impulsando a los machos mamíferos a desarrollar atributos físicos costosos en energía. La búsqueda activa de parejas y los combates entre competidores aumentan simultáneamente sus riesgos vitales, creando así un cúmulo de presiones evolutivas que reduce significativamente su esperanza de vida global.
Las especies monógamas presentan diferencias de longevidad mucho menos marcadas, porque la competencia intersexual se encuentra considerablemente atenuada en favor de una colaboración reforzada. Las aves monógamas ilustran perfectamente esta atenuación de las diferencias.
La inversión parental representa otro factor determinante, ya que las hembras mamíferas aseguran generalmente la mayor parte de los cuidados prodigados a la progenie. Su supervivencia prolongada garantiza el éxito reproductivo de su descendencia, lo que explica por qué la selección natural ha favorecido su resistencia a largo plazo en numerosas especies, particularmente en los primates.
Para saber más: ¿Cómo afectan los cromosomas sexuales al envejecimiento?
Los cromosomas sexuales portan genes esenciales para el funcionamiento celular, y el cromosoma X contiene numerosos genes vitales vinculados al sistema inmunitario. Su duplicación en las hembras ofrece una protección contra las mutaciones perjudiciales, constituyendo esta redundancia genética una ventaja cierta que se manifiesta a lo largo de toda la vida.
El cromosoma Y presenta un tamaño reducido y pocos genes funcionales, de modo que los machos mamíferos no pueden compensar los defectos genéticos que afectan a su único cromosoma X. Su vulnerabilidad aumentada a las enfermedades se manifiesta progresivamente durante el envejecimiento, influyendo este desventaja genética de forma duradera en su trayectoria de salud.
Las aves exhiben una configuración cromosómica invertida pero equivalente en sus consecuencias, ya que sus hembras poseen un cromosoma W empobrecido genéticamente, similar al Y en los mamíferos. Los machos se benefician, por su parte, de dos cromosomas Z completos y funcionales, explicando esta inversión su ventaja en supervivencia en la mayoría de las especies estudiadas.
¿Qué papel juega la selección sexual en la mortalidad?
La selección sexual empuja a los machos a desarrollar caracteres físicos extremos que consumen importantes recursos energéticos normalmente dedicados al mantenimiento corporal. Sus sistemas inmunitarios se ven debilitados de forma duradera, lo que compromete su resistencia a los patógenos y acelera su declive fisiológico.
Los comportamientos competitivos generan riesgos inmediatos para la integridad física, ya que los combates entre machos ocasionan heridas a veces mortales o secuelas duraderas. La búsqueda activa de parejas expone simultáneamente a múltiples peligros ambientales, reduciendo estos factores acumulativos mecánicamente la esperanza de vida masculina.
Las especies polígamas muestran las diferencias de longevidad más espectaculares, porque la competencia alcanza en ellas niveles particularmente intensos y constantes. Los machos dedican una proporción considerable de su energía vital a la rivalidad reproductiva, viéndose su supervivencia a largo plazo inevitablemente perjudicada en favor de un éxito reproductivo inmediato.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Science Advances