Adrien - Lunes 11 Agosto 2025

🌊 ¿Por qué el agua del mar parece más fresca que la de la piscina (sin calentar)?

Un baño veraniego a veces depara una pequeña sorpresa: después de disfrutar de una piscina calentada por el sol, sumergirse en el mar, también bajo el sol, puede provocar un verdadero choque térmico. Incluso con mucho calor, el agua salada siempre parece más fresca que el agua dulce de las piscinas. No es solo una impresión: varias razones físicas y ambientales explican esta diferencia.

La primera tiene que ver con la masa de agua. Los océanos y mares contienen volúmenes de agua inmensamente superiores a los de una piscina. El agua tiene una capacidad calorífica muy alta, lo que significa que tarda mucho en calentarse o enfriarse. En verano, el mar se calienta lentamente y mantiene una temperatura bastante estable, a menudo más baja que la del aire. Por el contrario, una piscina, poco profunda y expuesta al sol, ve cómo su temperatura sube rápidamente.


Imagen de ilustración Unsplash


Luego está la influencia de las corrientes. En el mar, los movimientos constantes del agua mezclan las capas superficiales con masas de agua más profundas y frías. Las mareas, el viento y las corrientes marinas hacen que el agua procedente de mar adentro o de las profundidades suba a la superficie, lo que impide que la temperatura aumente tanto como en una piscina. Este fenómeno, llamado upwelling en algunas regiones, es especialmente notable en ciertas costas donde el agua permanece fresca incluso en pleno verano.

La salinidad también juega un papel, pero de manera más sutil. El agua salada tiene un punto de congelación más bajo que el agua dulce, lo que modifica ligeramente sus propiedades térmicas. Sin embargo, no es este factor el que explica directamente la sensación de frescor: más bien son la densidad y la conductividad térmica del agua de mar las que acentúan la sensación de frío en la piel.

También hay que tener en cuenta el efecto psicológico y sensorial. El mar suele estar agitado, y sus movimientos crean un contacto constante con nuevas masas de agua, siempre más frescas que la fina capa calentada por el contacto con el cuerpo. En la piscina, por el contrario, el agua está más tranquila, y se forma una pequeña "burbuja" tibia alrededor del nadador, atenuando la sensación de frío.

Por último, el entorno alrededor del mar amplifica esta impresión. El aire marino suele ser más fresco y húmedo, y la brisa costera acentúa la pérdida de calor corporal por evaporación. Aunque la diferencia real de temperatura entre el mar y la piscina sea de solo unos pocos grados, la sensación puede ser mucho más marcada.
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