Un exoplaneta gigante acaba de ser confirmado a unos 400 años luz de la Tierra. Bautizado como TOI-4465 b, se distingue por una masa seis veces superior a la de Júpiter y por características orbitales poco comunes.
Este planeta tarda 102 días terrestres en completar una órbita alrededor de su estrella. Sigue una órbita elíptica, lo que, combinado con su distancia orbital, mantiene su temperatura en un rango relativamente moderado para un gigante gaseoso: entre 93°C y 204°C. Condiciones térmicas inusuales para este tipo de objeto, que lo convierten en un objetivo interesante para estudiar los mecanismos de formación de planetas gigantes.
Una ilustración del nuevo exoplaneta gigante gaseoso TOI-4465 b.
Crédito: Robert Lea (creado con Canva)
Su detección inicial proviene de datos del satélite TESS, diseñado para detectar disminuciones de brillo causadas por el paso de un planeta frente a su estrella. Pero la confirmación de TOI-4465 b requirió la observación de un segundo tránsito, a menudo difícil de obtener para planetas con períodos orbitales largos.
Aquí es donde la ciencia ciudadana jugó un papel clave. Astrónomos aficionados, distribuidos en varios países, aportaron sus observaciones en el momento decisivo. Sus instrumentos personales permitieron completar los datos faltantes, una contribución esencial considerando que los observatorios profesionales no pueden cubrirlo todo.
Los exoplanetas como TOI-4465 b, situados en una zona intermedia entre los Júpiter calientes y los planetas tipo Neptuno, son todavía escasos. Podrían aportar respuestas a preguntas persistentes sobre la evolución de los gigantes gaseosos. Ya se contemplan análisis más detallados, especialmente con el telescopio espacial James Webb.
¿Cómo contribuyen los científicos aficionados al descubrimiento de exoplanetas?
Complementando los datos abiertos de misiones como TESS, miles de aficionados en todo el mundo analizan curvas de luz estelar buscando variaciones típicas de un tránsito planetario. Sus telescopios, a menudo instalados en jardines o balcones, permiten monitorizar zonas del cielo descuidadas por los grandes observatorios.
Animación del tránsito de TOI-4465 b frente a su estrella, mostrando la disminución de brillo correspondiente.
Crédito: John Pickering
Son particularmente útiles para planetas con períodos largos, cuyos tránsitos son raros y requieren vigilancia constante. Plataformas colaborativas facilitan la coordinación y análisis colectivo, transformando esta comunidad dispersa en una red de observación eficaz.
¿Por qué son tan difíciles de detectar los exoplanetas con períodos orbitales largos?
Cuanto más lejos está un planeta de su estrella, más infrecuente y breve es su tránsito. Por tanto, hay que estar en el lugar correcto, en el momento adecuado, con clima favorable y un instrumento operativo. Estas limitaciones explican por qué las detecciones de este tipo siguen siendo escasas.
El caso de TOI-4465 b ilustra bien esta dificultad. Se necesitó una campaña internacional de observaciones y varios meses de paciencia para obtener una confirmación sólida. Pero el resultado vale la pena: cada descubrimiento de este tipo afina nuestra visión de la diversidad de sistemas planetarios.
Fuente: The Astrophysical Journal