Recientes investigaciones aportan aclaraciones inesperadas sobre la población de asteroides potencialmente peligrosos que orbitan cerca de la Tierra.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Maryland, utilizando el telescopio Zwicky Transient Facility (ZTF), ha estudiado un enjambre de escombros espaciales llamado la "corriente de las Táuridas". Este conjunto está vinculado al cometa Encke y es visible en forma de lluvias de meteoros en octubre y noviembre.
Si bien esta región ha intrigado durante mucho tiempo debido a su potencial para albergar asteroides ocultos, los científicos aún no habían podido evaluar con precisión los riesgos.
Sus conclusiones, presentadas durante la reunión anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, son tranquilizadoras.
Según Quanzhi Ye, responsable del estudio, la amenaza de impacto por un gran asteroide proveniente de las Táuridas es mucho menor de lo que se temía. Aprovechando un paso cercano de este enjambre, el equipo pudo sondear de manera más eficaz la presencia de objetos potencialmente peligrosos.
Hasta ahora, los investigadores temían que este enjambre contuviera un gran número de asteroides de tamaño kilométrico, capaces de causar daños regionales significativos si impactaban en la Tierra. Este tipo de evento recuerda al de Cheliábinsk en 2013, donde un asteroide de 20 metros de diámetro hirió a más de 1.600 personas en Rusia.
Imagen capturada por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, mostrando el cometa Encke y su estela de escombros. Cada octubre, la Tierra atraviesa esta estela, provocando las famosas lluvias de meteoros de las Táuridas.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/Univ. of Minn.
Las nuevas observaciones revelan que habría en realidad solo entre nueve y catorce asteroides de gran tamaño en este enjambre. Esto también cuestiona el tamaño del objeto progenitor que habría originado esta corriente: probablemente un cuerpo de solo 10 kilómetros de diámetro, y no de 100 kilómetros como se suponía. Este hallazgo permite respirar con más tranquilidad, pero también recuerda que es necesario mantener una vigilancia constante ante los asteroides.
El origen de la corriente de las Táuridas y su conexión con el cometa Encke sigue siendo una cuestión para los astrónomos. Encke, que completa una revolución alrededor del Sol en solo 3,3 años, es particularmente polvoriento y voluminoso para un cometa de período corto. Los investigadores piensan que este cuerpo celeste ha sufrido una fragmentación importante en el pasado y podría continuar desintegrándose.
Estudiar este enjambre no solo permite comprender mejor la formación y evolución de las pequeñas cometas y asteroides, sino también refinar las estrategias de defensa planetaria. Los datos recogidos ofrecen perspectivas más amplias sobre la evolución de los objetos del Sistema Solar.
Finalmente, esta investigación destaca la importancia de las nuevas tecnologías, como el telescopio Zwicky Transient Facility, para mejorar la detección de asteroides cercanos a la Tierra. Los científicos esperan continuar su trabajo durante los próximos pasos cercanos de las Táuridas, previstos para 2025 y 2026.
¿Qué es el enjambre de las Táuridas?
El enjambre de las Táuridas es un conjunto de escombros espaciales vinculado al cometa Encke. Cada año, la Tierra cruza esta región en su órbita alrededor del Sol, lo que provoca lluvias de meteoros visibles principalmente en octubre y noviembre.
El origen de este enjambre está asociado a la fragmentación anterior del cometa Encke, un cometa que completa una revolución completa alrededor del Sol en solo 3,3 años. Los escombros de este cometa forman el enjambre de las Táuridas.
Las Táuridas han intrigado a los científicos debido a la posibilidad de que contengan grandes asteroides potencialmente peligrosos. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que estos objetos son menos numerosos y menos amenazantes de lo previsto.
Este estudio no solo permite evaluar los riesgos de impacto para la Tierra, sino que también ayuda a los astrónomos a comprender mejor la dinámica de las pequeñas cometas y asteroides.
Fuente: American Astronomical Society