Adrien - Viernes 28 Marzo 2025

La oxitocina: ¿la hormona del amor o un simple mito? 💕

La oxitocina es frecuentemente apodada "la hormona del amor" y suele aparecer en titulares de prensa. Pero detrás de esta imagen idílica, la realidad científica es más compleja. ¿Qué nos dice realmente la investigación sobre esta molécula? ¿Podemos reducir el amor a una simple cuestión de química?



¿Un apodo engañoso?


La asociación de la oxitocina con el amor se remonta a su descubrimiento en el siglo XXe. La oxitocina es un neuropéptido, una pequeña proteína que actúa como mensajero químico en el cerebro y en numerosos órganos periféricos. Es responsable, entre otras cosas, de las contracciones uterinas que desencadenan el parto, así como de la contracción de las glándulas mamarias durante la lactancia, favoreciendo el vínculo madre-hijo. El papel de la oxitocina en esta primera relación de amor filial fue rápidamente sobredimensionado hasta convertirse en la hormona de la pareja y las relaciones amorosas.


La biología comparada nos advierte: menos del 5% de los mamíferos forman parejas monógamas, sin embargo, todos poseen oxitocina. En los topillos, pequeños roedores utilizados como modelos de estudio, la monogamia o poligamia depende más de la distribución de los receptores de oxitocina en el cerebro que de la simple presencia de esta molécula.

Entonces, si la oxitocina no es la hormona de la pareja, ¿cuál es su verdadero papel?

La hormona del vínculo social, ante todo


Más que el amor romántico, la investigación actual tiende a mostrar que la oxitocina es, sobre todo, la hormona del vínculo social. Una distinción esencial.

El vínculo madre-hijo, ampliamente estudiado, ilustra perfectamente el papel social de la oxitocina. Los contactos piel con piel estimulan su liberación tanto en la madre como en el niño, desencadenando una cascada de efectos beneficiosos: reducción del estrés y la ansiedad, atenuación del dolor y fortalecimiento del bienestar mutuo.

"Vamos mucho más allá de un papel de amor, eros, de la oxitocina, sino más bien filial, estamos en la versión del amor como cuidado del otro", señala Pierre-Marie Lledo, Director de Investigación del CNRS, UMR3571 - Genes, sinapsis y cognición (CNRS/Institut Pasteur).

Estudios realizados en el CNRS han explorado este papel de la oxitocina en la motivación social. Alexandre Charlet y sus colaboradores demostraron que, en roedores, una interacción táctil entre dos individuos activa neuronas específicas y favorece la liberación de oxitocina. Este círculo virtuoso mantiene el deseo de interacción social. Por el contrario, su ausencia puede conducir a un aislamiento progresivo. Una línea de investigación particularmente interesante en geriatría, donde el aislamiento social es un factor importante de depresión y ansiedad.

Esperanzas terapéuticas... y limitaciones


¿Tiene la oxitocina un potencial terapéutico? Varios equipos de investigación lo están explorando.


A principios de la década de 2010, en Lyon, los trabajos de Angela Sirigu mostraron que la administración de un spray nasal de oxitocina podía mejorar las interacciones sociales en niños con síndrome de Asperger.

Sin embargo, su aplicación clínica enfrenta obstáculos importantes. La oxitocina es una molécula pequeña y frágil: su vida media es extremadamente corta (5 a 10 minutos) y no atraviesa la barrera hematoencefálica. Su administración por spray nasal o inyección sanguínea plantea dudas: ¿cómo explicar los efectos observados si la molécula no puede llegar directamente al cerebro? Este es todo el misterio de la oxitocina.

Para superar estas limitaciones, científicos están desarrollando agonistas del receptor de oxitocina, moléculas capaces de imitar sus efectos siendo más estables en el organismo. Una esperanza para futuras aplicaciones médicas.

La oxitocina y el flechazo: ¿mito o realidad?


Volvamos al punto de partida: ¿puede el flechazo explicarse por la oxitocina?

Los estudios en topillos muestran que la formación de pareja implica varias moléculas: dopamina, serotonina, vasopresina y, por supuesto, oxitocina. Pero estas hormonas actúan en diferentes regiones cerebrales y en momentos distintos del proceso de apego.

Así, la oxitocina no puede ser responsable, por sí sola, del flechazo.

Si el amor fuera tan simple como una inyección de oxitocina, bastaría un spray nasal para enamorarse locamente de la primera persona que se cruza en la calle... ¡lo cual obviamente no ocurre!

Alexandre Charlet, Director de Investigación del CNRS, UPR3212 - Instituto de Neurociencias Celulares e Integrativas (CNRS)

El flechazo se basa en una mezcla compleja de percepción sensorial, cognición, emociones y contexto social y cultural. Un encuentro inesperado, una estética que nos habla, una voz que nos conmueve... Elementos que no pueden reducirse a una sola molécula, pero que inducen las reacciones químicas necesarias para la aparición de este sentimiento intenso.

Una molécula clave, pero no mágica



Lejos de ser una simple "hormona del amor", la oxitocina es una molécula esencial para la supervivencia de la especie. Fomenta la reproducción, el cuidado parental, las interacciones sociales e incluso la gestión del estrés y el dolor. Una molécula valiosa, pero cuya acción es mucho más sutil de lo que podríamos pensar.

Reducir la oxitocina a una cuestión de amor sería un error. El apego, las emociones y las relaciones humanas son demasiado complejos para ser explicados por una sola molécula. Pero al comprender mejor su papel, se pueden explorar nuevas vías terapéuticas para entender mejor la importancia de los vínculos sociales en nuestro bienestar.

Entonces, ¿la oxitocina, hormona del amor? No exactamente. Pero sí una valiosa clave que facilita nuestra vida y nos une a los demás.

Fuente: CNRS INSB
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