La idea de un médico virtual que viaje con los astronautas ya no pertenece únicamente a la ciencia ficción. Las futuras misiones lunares y marcianas podrían llevar a bordo una herramienta inédita de asistencia médica.
Las agencias espaciales se preguntan cómo garantizar la salud de las tripulaciones cuando el regreso a la Tierra es imposible. La telemedicina alcanza rápidamente sus límites en el espacio. De hecho, una misión hacia la Luna puede generar un retraso de 10 segundos para una comunicación de ida y vuelta por radio, y hasta 45 minutos para Marte. En estas condiciones, es imposible obtener respuestas inmediatas en caso de emergencia.
Es por esta razón que la NASA, que prepara el programa Artemis, ha optado por colaborar con Google para probar un dispositivo de inteligencia artificial capaz de ayudar a diagnosticar y tratar enfermedades directamente in situ.
Un asistente médico digital diseñado para el espacio
El proyecto lleva el nombre de
Crew Medical Officer Digital Assistant (o CMO-DA). Esta herramienta pertenece a la familia de los sistemas de ayuda a la decisión clínica, ya utilizados en los hospitales. Su particularidad reside en su autonomía y su capacidad de adaptación a las condiciones espaciales.
El asistente se basa en las técnicas de procesamiento automático del lenguaje y en el aprendizaje automático. Ha sido entrenado con una vasta base de documentos médicos relacionados con los vuelos espaciales. El objetivo es proporcionar un análisis inmediato del estado de salud de los astronautas.
Los diseñadores precisan que el sistema no reemplaza a un médico. Más bien pretende guiar a un miembro de la tripulación designado como responsable médico. Las decisiones se basan así en datos y en predicciones fundamentadas en síntomas descritos en tiempo real.
Pruebas prometedoras en diferentes escenarios
Ya se han realizado simulaciones médicas para evaluar la eficacia de la herramienta. Se probaron tres situaciones: un dolor abdominal, una lesión en el tobillo y una otitis. Los resultados mostraron una buena precisión diagnóstica, con una tasa de hasta el 88% según los casos (74% para los dolores abdominales, 80% para la otitis y 88% para la lesión de tobillo).
Las evaluaciones se basaron en el marco OSCE, utilizado en formación médica para medir la capacidad de un profesional para establecer un diagnóstico. Se consideró que el asistente era capaz de razonar de manera fiable frente a diferentes síntomas.
Médicos e incluso un astronauta participaron en esta fase de prueba. Sus comentarios permitieron orientar las mejoras del sistema, especialmente en cuanto al razonamiento clínico y al plan de tratamiento.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nasa