Cédric - Jueves 3 Abril 2025

La NASA descubre un efecto inesperado de la ingravidez 🦴

Un experimento de la NASA demuestra que la ingravidez afecta selectivamente a los huesos. Los resultados podrían cambiar la forma de proteger la salud de los astronautas.


Ratones enviados durante 37 días a la Estación Espacial Internacional sufrieron una preocupante pérdida ósea. Contrariamente a lo que se creía, este fenómeno no afecta uniformemente a su esqueleto, sino que se centra específicamente en los huesos que normalmente soportan la gravedad.

Huesos que "desaparecen"... pero no todos


Los fémures de los ratones, sometidos a tensiones mecánicas en la Tierra, perdieron hasta un 30 % de su densidad. En cambio, sus vértebras lumbares, menos dependientes de la gravedad, se mantuvieron estables. Esta divergencia confirma que la ausencia de presión física explica principalmente la degradación.

Los ratones jóvenes también mostraron un envejecimiento prematuro de sus cartílagos de crecimiento. Su osificación se aceleró, un mecanismo que podría comprometer el desarrollo óseo en futuros astronautas adolescentes.

Por último, los roedores activos –gracias a jaulas equipadas con paredes en 3D– resistieron mejor. Su actividad física compensó parcialmente los efectos de la microgravedad, ofreciendo una pista para las misiones tripuladas.

Un desafío vital para la exploración espacial



Los astronautas pierden hasta un 10 % de su masa ósea en seis meses, un ritmo diez veces superior al de la osteoporosis terrestre. Las fracturas se convertirían en un riesgo mayor en misiones prolongadas, como un viaje a Marte.

El estudio descarta la hipótesis de las radiaciones espaciales: los huesos no portadores, como las vértebras, no se ven afectados. Solo la ingravidez parece ser responsable, lo que orienta las soluciones hacia ejercicios específicos o hábitats que simulen tensiones mecánicas.

Estos hallazgos subrayan la urgencia de adaptar las tecnologías espaciales. Exoesqueletos o vibraciones artificiales podrían volverse indispensables para preservar la salud de las tripulaciones.

Para profundizar: ¿Se puede revertir la pérdida ósea después de un vuelo espacial?


Los datos actuales muestran que la recuperación ósea post-misión es lenta y a menudo incompleta. Tras seis meses en órbita, un astronauta puede tardar entre 3 y 5 años en recuperar su densidad ósea inicial, con variaciones importantes según el individuo. Algunos nunca se recuperan totalmente, quedando con secuelas comparables a una osteoporosis precoz.

Los protocolos de rehabilitación combinan varios enfoques. El ejercicio físico intenso con cargas pesadas sigue siendo el método más eficaz, complementado con suplementos nutricionales (vitamina D, calcio). La NASA también está probando terapias vibratorias y medicamentos antiosteoporóticos, con resultados prometedores pero aún limitados.

Un factor clave parece ser la duración de la misión. Más de un año en el espacio podría hacer que los daños óseos fueran irreversibles. Por eso, los investigadores estudian contramedidas preventivas: trajes con gravedad artificial, ejercicios con sistemas de resistencia avanzados e incluso tratamiento farmacológico temprano.

Estos descubrimientos tienen importantes repercusiones en la Tierra. Permiten comprender y tratar mejor la osteoporosis senil o la de pacientes encamados durante mucho tiempo. El espacio sirve así como laboratorio extremo para la medicina ósea, revelando mecanismos que tardarían décadas en aparecer en la Tierra.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: PLOS ONE
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