Redbran - Jueves 19 Junio 2025

🌊 Un mismo mar, varios colores, ¿por qué?

Estás a la orilla del agua, observando una laguna turquesa y, un poco más lejos, ves un mar casi negro al pie de un acantilado. ¿Por qué el océano adopta estos tonos tan diferentes, desde el azul oscuro y profundo hasta los verdes esmeralda, e incluso los marrones? Entre la luz, las moléculas de agua y la vida marina, aquí tienes la explicación de este espectáculo colorido.

El color del mar depende primero de cómo el agua absorbe y difunde la luz solar. Las longitudes de onda rojas y amarillas son absorbidas en unos pocos metros, mientras que el azul penetra más profundamente y se refleja hacia nuestros ojos. Cuanto más pura y profunda es el agua, más se intensifica el azul. Por eso, en las zonas oceánicas lejos de las costas, se observa ese azul oscuro e intenso.


Pero tan pronto como nos acercamos a las costas, entran en juego otros factores. Los sedimentos arrastrados por los ríos o removidos por las olas hacen que el agua sea más turbia: la difusión de la luz se produce sobre partículas minerales, lo que tiende hacia tonos verdes o marrones. Por ejemplo, después de una fuerte lluvia, el Amazonas vierte tanto limo en el Atlántico que el mar adquiere un color café con leche a lo largo de varias decenas de kilómetros.


La presencia de fitoplancton también influye en el tono. Estos microorganismos ricos en clorofila absorben la luz azul para la fotosíntesis y reflejan un verde característico. Las "zonas de proliferación" de fitoplancton pueden así transformar un mar normalmente azul en una vasta extensión verde, particularmente visible desde los satélites.

Las algas y otros microorganismos marinos (bacterias, diatomeas) pueden, por su parte, provocar mareas rojas o marrones, debido a los pigmentos particulares que contienen. Estos fenómenos, a veces sinónimo de toxicidad, son más frecuentes en aguas cálidas y poco profundas donde la temperatura y los nutrientes favorecen su proliferación.


Punto de encuentro entre los océanos Atlántico y Pacífico en el Canal de Beagle, Tierra del Fuego, Chile.
Crédito: DEA/GIANNI OLIVA

Finalmente, la estructura del fondo marino influye en el color percibido. Una arena blanca o un arrecife de coral claro reflejan más luz, acentuando los tonos turquesa, mientras que un fondo rocoso oscuro o cubierto de algas profundas absorbe más luz, oscureciendo el color.

Así, cuatro grandes factores determinan la paleta de colores del mar:
- la absorción selectiva de las longitudes de onda por el agua,
- la presencia de partículas y sedimentos,
- la vida marina (fitoplancton, algas, bacterias),
- la naturaleza del fondo.

Estos elementos combinados explican que una misma extensión de agua pueda pasar del azul cristalino al verde esmeralda e incluso al marrón profundo según la temporada.
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