Las tecnologías cuánticas prometen cambiar radicalmente la forma en la que intercambiamos información. A la vanguardia de esta revolución, un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea, liderados por el Profesor Philipp Treutlein, han dado un paso significativo desarrollando un elemento de memoria cuántica, potencialmente adaptable a la producción en serie.
Las pulsaciones luminosas pueden ser almacenadas y recuperadas en esta célula de vidrio, rellena con átomos de rubidio y de tan solo unos milímetros.
Crédito: Universidad de Basilea, Departamento de Física/Scixel
Su invención se basa en el uso de fotones, partículas de luz idóneas para transmitir información cuántica. En su estudio publicado en la revista
Physical Review Letters, describen cómo han logrado almacenar y recuperar información cuántica en una célula de tan solo unos milímetros, llena de átomos de rubidio, con un proceso que puede industrializarse.
Para obtener una cantidad adecuada de átomos de rubidio, los investigadores calientan la célula a 100°C. Este aumento de temperatura eleva la presión, lo que permite alcanzar una densidad de átomos suficiente para el almacenamiento cuántico. Además del calor, se utiliza un campo magnético de una intensidad de 1 tesla, mucho mayor que el campo magnético de la Tierra, que modifica los niveles de energía atómica, facilitando el almacenamiento de fotones mediante la utilización de un haz láser adicional.
Este avance allana el camino para la producción en serie de alrededor de 1000 memorias cuánticas en un solo oblea, un gran salto hacia la aplicación práctica de estas tecnologías. El próximo paso para el equipo de Treutlein será almacenar fotones individuales en estas celdas miniaturas, al mismo tiempo que optimizan su formato para prolongar el almacenamiento de los fotones y preservar sus estados cuánticos.
Fuente: Physical Review Letters