El agua que bebemos, ya sea embotellada o del grifo, contiene microplásticos tan pequeños que escapan a las regulaciones actuales. Un estudio reciente revela que estas partículas, a menudo inferiores a 20 micras, podrían penetrar en nuestro organismo, planteando preguntas sobre sus efectos a largo plazo.
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Investigadores del CNRS y de la Universidad de Toulouse han analizado la presencia de microplásticos en diez marcas de agua embotellada y una muestra de agua del grifo. Sus resultados, publicados en la revista
PLOS Water, muestran que el 98 % de los microplásticos detectados miden menos de 20 micras, un tamaño crítico no cubierto por las normas europeas. Estas partículas, invisibles, podrían atravesar la barrera intestinal y llegar a la sangre y los órganos.
Concentraciones variables según las marcas
Los investigadores observaron una gran variabilidad en las concentraciones de microplásticos, que oscilan entre 0,001 y 0,250 microgramos por litro. Esta disparidad sugiere que la elección de la marca influye directamente en la exposición a estos contaminantes. Las botellas de PET, a menudo señaladas, no parecen ser la principal fuente de contaminación.
El estudio destaca que los microplásticos detectados probablemente provienen de los procesos de tratamiento y distribución del agua. Las partículas identificadas incluyen polietileno, polipropileno y poliamida, polímeros comúnmente utilizados en la industria.
Un método de detección innovador
Gracias a la microespectroscopía Raman, los científicos pudieron identificar partículas de 1 micra. Este avance técnico abre el camino a una mejor comprensión de la contaminación plástica. Los autores abogan por una revisión de las normas europeas para incluir estos microplásticos de pequeño tamaño, considerados más peligrosos para la salud.
El método permite analizar muestras a un costo razonable, lo que podría facilitar su adopción por parte de la industria y los reguladores. También ofrece una mejor resolución que las técnicas actuales, limitadas a partículas de más de 20 micras.
El agua del grifo también afectada
El estudio revela que el agua del grifo de la ciudad de Toulouse contiene más microplásticos que algunas aguas embotelladas. Esta contaminación estaría relacionada con el tratamiento del agua, especialmente a partir del río Garona. Los procesos de filtración y distribución parecen desempeñar un papel clave en la introducción de estas partículas.
Los investigadores identificaron 0,096 microgramos de microplásticos por litro en el agua del grifo, una concentración más alta que en 8 de las 10 marcas de agua embotellada estudiadas. Esto muestra que las fuentes de contaminación son múltiples.
Implicaciones sanitarias aún poco claras
Aunque los microplásticos son omnipresentes, sus efectos sobre la salud siguen siendo poco comprendidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que las partículas de menos de 10 micras son las más preocupantes. Los investigadores piden profundizar los estudios para evaluar los riesgos reales y adaptar las regulaciones en consecuencia.
Los microplásticos podrían atravesar la barrera intestinal y llegar al sistema circulatorio, incluso a los órganos. Sin embargo, los estudios actuales aún no permiten demostrar un vínculo directo entre su ingestión y patologías específicas.
Hacia una mejor regulación
Los resultados de este estudio podrían incitar a las autoridades a revisar las normas de calidad del agua. Los científicos esperan que la industria y las instituciones utilicen estos datos para limitar la contaminación en la fuente. Una mejor detección de los microplásticos finos es esencial para proteger la salud pública.
La Comisión Europea propone actualmente evaluar la contaminación plástica a partir de 20 micras. Los autores del estudio abogan por una revisión de este límite, para incluir partículas de 1 a 20 micras, consideradas más peligrosas.
Para ir más allá: ¿Qué es la microespectroscopía Raman?
La microespectroscopía Raman es una técnica de análisis que permite identificar la composición química de los materiales a escala microscópica. Se basa en la interacción entre la luz láser y las moléculas de una muestra, produciendo una firma única llamada espectro Raman. Este método es particularmente útil para estudiar partículas invisibles a simple vista, como los microplásticos.
A diferencia de otras técnicas, la microespectroscopía Raman ofrece una alta resolución espacial, permitiendo detectar partículas de menos de 1 micra. Es no destructiva, lo que significa que la muestra permanece intacta después del análisis. Esto la convierte en una herramienta valiosa para la investigación científica y las aplicaciones industriales.
En el ámbito de los microplásticos, este método ha permitido identificar partículas de tamaño muy pequeño, que escapan a las técnicas tradicionales. Ha revelado que el 98 % de los microplásticos en el agua potable miden menos de 20 micras, un descubrimiento clave para revisar las normas de detección y regulación.
La microespectroscopía Raman también se utiliza en otros campos, como la biología, la medicina y la ciencia de los materiales. Su adopción creciente podría revolucionar la forma en que estudiamos y gestionamos los contaminantes microscópicos, abriendo el camino a soluciones más efectivas para proteger el medio ambiente y la salud humana.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: PLOS Water