La superficie marciana actual parece estar muy alejada de cualquier forma de vida. Sin embargo, nuevos datos indican que hace miles de millones de años, el planeta rojo podría haber ofrecido un entorno mucho más hospitalario. Curiosity, el rover de la NASA, sigue proporcionando indicios cruciales sobre esta espectacular transformación.
En el cráter Gale, el robot explora minerales ricos en carbono que revelan un clima antiguo radicalmente diferente. Los análisis isotópicos apuntan hacia evaporaciones extremas, lo que indica que el agua líquida podría haber existido, pero de manera intermitente.
Vista artística que representa Marte con vastas extensiones de agua líquida en su superficie.
Crédito: NASA/MAVEN/The Lunar and Planetary Institute
Las mediciones realizadas a partir de los minerales carbonatados en el cráter Gale revelan que estas rocas se formaron bajo dos posibles escenarios climáticos. En uno, los ciclos húmedos y secos se sucedían, creando condiciones fluctuantes entre entornos más o menos favorables para la vida. La otra hipótesis habla de una formación bajo condiciones criogénicas, con agua muy salada y temperaturas heladas, poco propicias para la vida.
David Burtt, del Centro Goddard de Vuelo Espacial de la NASA, explica que los isótopos más pesados encontrados en estos minerales son evidencia de procesos de evaporación muy intensos. De hecho, en Marte, estos isótopos son mucho más pesados que los medidos en la Tierra para formaciones similares. Esto sugiere que el agua habría sufrido una evaporación masiva y que este fenómeno extremo ha dejado rastros en las rocas del cráter.
Los carbonatos son archivos naturales de la evolución climática. Conservan información sobre las condiciones de temperatura, acidez del agua y la composición de la atmósfera. Gracias a los instrumentos a bordo de Curiosity, como el Espectrómetro Láser Ajustable (TLS) y el Análisis de Muestras en Marte (SAM), los científicos pueden retroceder en el tiempo y descifrar estos antiguos entornos.
Jennifer Stern, también del Centro Goddard de Vuelo Espacial, señala que la alternancia de períodos húmedos y secos podría indicar que Marte fue habitable de manera intermitente. En cambio, un clima gélido y salado sería mucho menos favorable para la vida, con el agua atrapada en el hielo.
Los valores isotópicos registrados en Marte representan niveles récord, nunca observados antes en otro lugar del Sistema Solar. Esto podría significar que los procesos que formaron estas rocas fueron llevados a su extremo en el planeta rojo.
Estos nuevos descubrimientos refuerzan la idea de que Marte ha sufrido transformaciones climáticas importantes. Aportan pruebas isotópicas adicionales que permiten comprender mejor cómo el planeta pasó de un entorno húmedo a un desierto estéril.
¿Qué es un isótopo y por qué es importante para entender Marte?
Un isótopo es una versión de un elemento químico que tiene el mismo número de protones, pero un número diferente de neutrones. Esto significa que tienen masas diferentes. Por ejemplo, el carbono tiene varios isótopos, como el carbono-12, el carbono-13 o el conocido carbono-14.
Estas variaciones de masa permiten que los isótopos actúen como indicadores de las condiciones ambientales. Cuando ocurre un proceso natural, como la evaporación del agua, los isótopos más ligeros tienden a escapar, mientras que los más pesados permanecen.
En Marte, el análisis de los isótopos en minerales como los carbonatos ayuda a los científicos a descifrar los antiguos climas. Los isótopos más pesados encontrados en las rocas marcianas muestran una evaporación extrema, lo que proporciona pistas sobre las condiciones pasadas.
El estudio de los isótopos es, por lo tanto, crucial para comprender si Marte pudo, en algún momento, albergar agua líquida, e incluso vida, antes de convertirse en un desierto seco y frío.
Fuente: Proceedings of the National Academy of Sciences