Adrien - Lunes 8 Diciembre 2025

☀️ Manuscritos chinos de 2700 años describen el eclipse más antiguo conocido

¿Cómo pudieron los astrónomos de la Antigüedad observar y describir con tanta precisión los fenómenos celestes, sin disponer de nuestros instrumentos modernos? Esta pregunta encuentra una nueva luz gracias a escritos chinos de casi tres milenios de antigüedad, que documentan lo que parece ser el eclipse solar más antiguo jamás registrado.

En el año 709 a.C., los escribas del ducado de Lu, un estado vasallo de la dinastía Zhou, registraron un evento celeste en los Anales de Primavera y Otoño. Esta crónica, compilada algunos siglos después de los hechos, atrae hoy la atención de los científicos por la riqueza de sus detalles. Una nota añadida posteriormente en el Hanshu, o Libro de Han, describe el sol eclipsado como "totalmente amarillo arriba y abajo". Esta formulación podría corresponder a una observación de la corona solar, la parte externa de nuestra estrella.


Textos chinos antiguos revelan cómo los primeros astrónomos estudiaban los eclipses solares
Crédito: Archivos Nacionales de Japón


Para verificar la autenticidad de esta observación, un equipo internacional utilizó simulaciones informáticas para modelar la velocidad de rotación de la Tierra en aquella época. Los cálculos iniciales mostraban que el eclipse no sería visible desde Qufu, la capital del ducado de Lu donde se redactó el texto. Los investigadores examinaron entonces informes arqueológicos y estudios geográficos históricos, descubriendo que las coordenadas utilizadas previamente para la antigua capital estaban equivocadas en casi ocho kilómetros.

Esta corrección geográfica permitió recalibrar los modelos astronómicos. Ajustando la posición exacta, los científicos pudieron recalcular con mayor precisión la rotación terrestre durante el eclipse total, así como simular la apariencia de la corona solar. Estas mejoras aportan datos más fiables para entender las variaciones seculares de la rotación de nuestro planeta, y perfeccionan la datación de eventos astronómicos pasados.

La motivación detrás de estos minuciosos registros tiene su origen en las creencias de la época. Los fenómenos celestes se interpretaban a menudo como presagios relacionados con asuntos políticos. Un emperador cuyo reinado coincidía con un eclipse o una aurora podía ser considerado responsable de desórdenes, lo que fomentaba una vigilancia atenta del cielo. Esta práctica condujo a la conservación de numerosas observaciones valiosas para la ciencia contemporánea.


Una fotografía del texto antiguo que menciona el eclipse
Crédito: Archivos Nacionales de Japón

Los trabajos del equipo también respaldan las investigaciones sobre el ciclo solar, que estudian las radiaciones cósmicas mediante la datación por radiocarbono en los anillos de los árboles (explicación al final del artículo). Cruzando estos archivos antiguos con métodos informáticos modernos, es posible extraer nueva información sobre el comportamiento del Sol y de la Tierra hace varios milenios. Como señalan los investigadores, nuestros ancestros eran observadores competentes.

El ciclo solar y los archivos naturales



El Sol atraviesa fases de actividad regulares, conocidas como ciclo solar, que duran aproximadamente once años. Durante los períodos de fuerte actividad, nuestra estrella emite más radiaciones y partículas, influyendo en el clima terrestre y los fenómenos atmosféricos. Estas variaciones dejan huellas en el entorno, especialmente en los anillos de crecimiento de los árboles, donde puede medirse el carbono 14.

La datación por radiocarbono en los anillos de árboles proporciona pistas sobre la intensidad de las radiaciones cósmicas en distintas épocas. Cuando la actividad solar es débil, más rayos cósmicos alcanzan la atmósfera terrestre, aumentando la producción de carbono 14. Analizando estos niveles, los científicos pueden reconstruir los ciclos solares pasados y comparar estos datos con las observaciones históricas de eclipses o auroras.

Este método permite validar o ajustar los modelos actuales del comportamiento solar. Los registros antiguos, como los de los textos chinos, ofrecen puntos de referencia valiosos para calibrar estas reconstrucciones. Combinando las pruebas arqueológicas y los análisis científicos, se obtiene una imagen más completa de la historia de nuestra estrella y de su impacto en la Tierra.

Entender estos ciclos ayuda a anticipar los efectos de la actividad solar en las tecnologías modernas, como los satélites y las redes eléctricas. Los estudios a largo plazo también enriquecen nuestros conocimientos sobre los cambios climáticos naturales, distinguiendo las influencias solares de los factores humanos.

La modelización astronómica y las correcciones históricas


La modelización astronómica utiliza cálculos matemáticos para simular los movimientos de los cuerpos celestes en el pasado, presente y futuro. Para eventos antiguos como los eclipses, se basa en parámetros como la velocidad de rotación de la Tierra, que no es constante a lo largo de los siglos. Ligeras variaciones en estos parámetros pueden alterar la visibilidad o apariencia de un fenómeno desde un lugar determinado.


Cuando archivos históricos indican una observación precisa, como la descripción de una corona solar durante un eclipse, los investigadores intentan verificar su plausibilidad mediante estos modelos. Si las simulaciones iniciales no coinciden, esto puede revelar inexactitudes en los datos de entrada, como las coordenadas geográficas del lugar de observación. En el caso del eclipse del 709 a.C., fue necesaria una corrección de ocho kilómetros en la posición de la antigua capital.

Estos ajustes permiten mejorar la precisión de las reconstrucciones astronómicas. Integrando elementos de historia y arqueología, los científicos perfeccionan sus modelos para reflejar mejor las condiciones reales de la época. Este enfoque interdisciplinario reduce los márgenes de error en el estudio de la rotación terrestre y otros parámetros dinámicos.

Los beneficios de estas correcciones se extienden a diversos campos, como la cronología histórica y la geofísica. Estableciendo fechas más fiables para los eventos celestes, se pueden sincronizar los calendarios antiguos y entender mejor la evolución de nuestro planeta. Estos avances muestran la importancia de cruzar fuentes para progresar en el conocimiento.

Fuente: Astrophysical Journal Letters
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