Los primeros humanos no eran los temidos amos de la sabana que se había imaginado durante mucho tiempo. Por el contrario, algunos todavía servían de comida para los grandes felinos, según un estudio reciente. Un descubrimiento hecho posible gracias a la inteligencia artificial viene a revolucionar la narrativa bien arraigada.
Durante décadas, los manuales de antropología afirmaban que el Homo habilis marcaba el punto de inflexión: el de una humanidad capaz de cazar, descuartizar y comer carne, dejando atrás su estatus de presa. Pero un equipo dirigido por el antropólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Rice, revela una historia muy diferente.
Publicado en
Annals of the New York Academy of Sciences, su estudio demuestra que hace aproximadamente dos millones de años, estos primeros representantes del género Homo todavía eran devorados regularmente por leopardos.
Cuando la tecnología revela las huellas del pasado
La innovación no solo proviene de los fósiles, sino de la manera en que fueron examinados. El equipo de Manuel Domínguez-Rodrigo aplicó modelos de inteligencia artificial a huesos encontrados en las gargantas de Olduvai, en Tanzania. Estos modelos fueron entrenados para reconocer las marcas de dientes dejadas por varios depredadores, desde leones hasta cocodrilos.
Los resultados mostraron, con una precisión superior al 90 %, que algunas mordeduras provenían de leopardos. Estos felinos no se limitaban a comer carroña: cazaban activamente a estos homínidos vulnerables. Este enfoque digital permitió zanjar un antiguo debate: el Homo habilis no era el cazador dominante que se creía, sino una presa más entre otras.
Ejemplo de mordeduras analizadas en una mandíbula prehistórica.
Un depredador que no lo era
La imagen de un Homo habilis armado con sus herramientas y dominando la sabana se resquebraja. Las huellas estudiadas sugieren que esta especie seguía siendo frágil y expuesta, a pesar de sus innovaciones técnicas.
La coexistencia con el Homo erectus, más robusto y mejor adaptado para caminar, reabre la pregunta: ¿quién fue realmente el primer cazador humano? Los investigadores se inclinan ahora por el Homo erectus, cuya morfología ofrecía mejores oportunidades frente a los depredadores.
Esta revisión de la jerarquía prehistórica redibuja los inicios de nuestra ascensión. La humanidad no cruzó de un salto la frontera entre presa y depredador; la atravesó lentamente, a lo largo de estrategias de supervivencia cada vez más elaboradas.
Una nueva ventana a la evolución humana
Este descubrimiento ilustra cuánto la inteligencia artificial está transformando el estudio del pasado. Al analizar patrones microscópicos, permite determinar la especie responsable de una mordedura de millones de años de antigüedad.
Para Manuel Domínguez-Rodrigo, este método abre un camino inédito: el de una paleontología aumentada por lo digital. El equipo planea ahora extender estos análisis a otros fósiles de África Oriental para rastrear el momento preciso en que el humano realmente se impuso a sus depredadores.
La lenta ascensión del género Homo aparece así como un largo aprendizaje, marcado por el miedo, la huida y la supervivencia. La inteligencia humana, antes de ser conquistadora, fue primero la de una presa cada vez más astuta.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Annals of the New York Academy of Sciences