Cédric - Sábado 22 Noviembre 2025

🦴 Lo que nos revela el descubrimiento de un ecosistema marino de 249 millones de años

Una capa blanquecina que estría los acantilados árticos de Spitsbergen ofrece un testimonio excepcional sobre la capacidad de regeneración del mundo vivo.

Esta acumulación de huesos, de 249 millones de años de antigüedad, es una captura del momento preciso en que la vida marina recuperó su dinamismo tras la peor crisis biológica de nuestro planeta. Los miles de fragmentos descubiertos relatan la emergencia rápida de un ecosistema complejo en un ambiente no obstante devastado.

Este descubrimiento mayor cuestiona los escenarios establecidos concernientes a la recuperación de los ecosistemas después de la extinción masiva del final del Pérmico. Los trabajos publicados en Science por paleontólogos escandinavos demuestran que el renacimiento marino fue un proceso rápido más que una lenta reconquista. El análisis metódico de este yacimiento excepcional abre una ventana inédita sobre un período clave de la historia de la Tierra.


Ecosistema marino de tetrápodos que data de 249 millones de años.
Grippia longirostris, un pequeño ictiopterigio, caza amonoides cercanos a los calamares (arriba a la izquierda).
El anfibio marino Aphaneramma atrapa al pez óseo Bobastrania (en primer plano).
El gigantesco ictiosaurio Cymbospondylus ronda en las profundidades (abajo a la derecha).
Estos fósiles han sido descubiertos en la isla de Spitsbergen, en el archipiélago de Svalbard.
Crédito: Robert Back.


Una biodiversidad en medio hostil



La configuración de los lugares en la época del Triásico inferior correspondía a latitudes elevadas, bañadas por las aguas frías de un océano bordeano de la Panthalassa. Las condiciones allí eran consideradas como difíciles para el desarrollo de una fauna diversificada. Sin embargo, el yacimiento de Spitsbergen revela una comunidad marina sorprendentemente rica, con depredadores de diferentes tamaños ocupando distintos nichos ecológicos.

El método de excavación empleado, organizado en cuadrados de un metro cubriendo 36 metros cuadrados, permitió una colecta sistemática de todos los elementos fósiles. Este rigor aseguró la preservación de indicios frágiles como las escamas de peces y los coprolitos (deyecciones fosilizadas). El estudio fino de estos restos reconstituyó las relaciones tróficas al interior de este ecosistema antiguo.

Entre los descubrimientos más significativos figura la presencia de ictiosaurios de diferentes dimensiones, comprendiendo superdepredadores que superaban los 5 metros de longitud. Estos reptiles marinos cohabitaban con arcosauromorfos, emparentados con los cocodrilos modernos, y diversas especies de anfibios. Esta coexistencia demuestra una complejidad ecológica que los científicos no sospechaban para esta época.

Las implicaciones para la comprensión de las crisis biológicas


La datación estratigráfica precisa sitúa este depósito fossilífero a sólo 3 millones de años después de la extinción masiva del Pérmico-Triásico. Este intervalo corto contradice la hipótesis de un restablecimiento marino extendido sobre 8 millones de años. La rapidez de esta reconstitución cuestiona los modelos evolutivos concernientes a la adaptación de los vertebrados al medio marino.

El análisis comparativo llevado a cabo a escala global posiciona el yacimiento de Spitsbergen entre los ensamblajes de vertebrados marinos del Triásico inferior más diversificados conocidos hasta la fecha. Esta riqueza muestra que los linajes de reptiles marinos podrían tener un origen más antiguo, anterior incluso a la extinción masiva. La crisis habría así acelerado su radiación más que iniciado su aparición.


La concentración notable de los fósiles en un mismo nivel geológico indica que este ecosistema se desarrolló sobre una corta escala de tiempo. Esta instantaneidad preservada ofrece a los científicos un caso de estudio único para comprender los mecanismos de recolonización post-crisis. Las lecciones de este pasado lejano iluminan las dinámicas ecológicas frente a las perturbaciones ambientales.

Para ir más lejos: ¿Qué es la extinción del Pérmico-Triásico?


Esta crisis biológica, ocurrida hace 252 millones de años, representa la más severa de la historia terrestre. Eliminó aproximadamente el 95% de las especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres.

El desencadenante principal fue una actividad volcánica masiva en Siberia, liberando enormes cantidades de gases de efecto invernadero. El calentamiento climático que resultó provocó la acidificación y la desoxigenación de los océanos.

Los ecosistemas marinos fueron particularmente afectados, con el colapso de los arrecifes coralinos y la desaparición de numerosos linajes de invertebrados. El restablecimiento completo demandó varios millones de años, pero los nuevos descubrimientos muestran que éste comenzó más rápidamente de lo estimado.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Science
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