En una reciente imagen capturada por el telescopio espacial Hubble, se observa un inmenso puente de 250.000 años luz de largo, formado por estrellas, que se extiende de una galaxia a otra dentro del grupo galáctico Arp 295. Este descubrimiento ofrece una visión espectacular de las dinámicas en juego en el Universo y podría incluso iluminar el futuro lejano de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.
Arp 295 es un conjunto de tres galaxias, ubicado a aproximadamente 270 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de Acuario. La imagen de Hubble se centra en la galaxia Arp 295a, desde donde emerge este impresionante puente estelar, observable de perfil. En las cercanías, también se puede distinguir la galaxia Arp 295c, visible como una espiral azul luminosa.
Imagen del grupo galáctico ARP 295 y un puente de estrellas emergiendo de una de sus galaxias.
Crédito: NASA/ESA/J. Dalcanton (Universidad de Washington)/R. Windhorst (Universidad Estatal de Arizona)/Procesamiento: Gladys Kober (NASA/Universidad Católica de América)
Este fenómeno cósmico notable es el resultado de interacciones gravitacionales entre galaxias vecinas. Cuando las galaxias se acercan lo suficiente como para perturbar mutuamente su estructura, se las califica de "galaxias en interacción". En el caso de Arp 295, estas interacciones han resultado en la extensión de un puente de estrellas, gas y polvo, estirándose entre las galaxias. Este tipo de interacción galáctica puede prolongarse por miles de millones de años, mientras las galaxias se rozan y entrelazan repetidamente.
A la larga, los pasajes repetidos entre estas galaxias pueden llevar a una fusión completa, transformando sus formas iniciales en una única galaxia irregular. Este proceso de fusión conlleva un incremento en la tasa de formación estelar, conocido como "estallido de estrellas", debido a la afluencia de gas propicio para el nacimiento de nuevas estrellas.
Además, los agujeros negros supermasivos, presentes en el corazón de cada galaxia y con masas de millones o miles de millones de veces la del Sol, tienden también a fusionarse. Esta unión produce poderosas ondas gravitacionales, un fenómeno crucial para la comprensión de la evolución cósmica.
Entender estas galaxias en interacción y fusión ofrece a los astrónomos pistas sobre lo que podría ocurrirle a la Vía Láctea cuando colisione con la galaxia de Andrómeda, previsto en unos 4,5 mil millones de años. Nuestras dos galaxias espirales, actualmente a 2,5 millones de años luz una de la otra, se acercan a una velocidad vertiginosa. Esta futura fusión podría desplazar nuestro sistema solar más cerca del agujero negro supermasivo en el corazón de nuestra galaxia, Sagitario A*, o incluso expulsarlo completamente de la Vía Láctea.