Durante años, los científicos consideraban a Titán, la luna más grande de Saturno, como un mundo con un océano subterráneo extenso, similar a otras lunas heladas. Sin embargo, un estudio reciente cambia esta perspectiva al proponer la existencia de bolsas aisladas de agua líquida, en lugar de un mar global, bajo su corteza congelada.
Esta luna constituye un objeto notable en nuestro Sistema Solar. Con un tamaño superior al del planeta Mercurio, posee una atmósfera espesa y extensiones líquidas en su superficie, compuestas principalmente de metano. Este paisaje la convierte en un terreno de estudio privilegiado para comprender los mundos lejanos.
Representación artística de una posible estructura interna de Titán basada en los datos de Cassini.
Crédito: A. D. Fortes/UCL/STFC
Para refinar estos conocimientos, un equipo de investigadores ha examinado minuciosamente los datos de radio de la misión Cassini de la NASA con métodos novedosos. Estas técnicas han permitido reducir las incertidumbres sobre la estructura interna de Titán, exponiendo detalles inesperados sobre su reacción a las fuerzas gravitacionales de Saturno.
Los resultados muestran que el interior de Titán opone una resistencia más fuerte a las deformaciones de lo previsto. Esta observación descarta la hipótesis de un océano global, sustituyéndola por la idea de una capa de hielo cerca de su punto de fusión, mantenida sólida por una alta presión. Este hielo pastoso podría contener reservorios localizados de agua líquida.
Este descubrimiento transforma nuestra percepción de los mundos oceánicos en el espacio. De hecho, los océanos subterráneos podrían ser menos comunes de lo estimado anteriormente. La habitabilidad de Titán, con sus bolsas de agua, sigue siendo una interrogante abierta, que las futuras misiones espaciales deberán explorar.
La misión Dragonfly de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto para sobrevolar Titán, contribuirá a escanear su superficie y subsuelo. Estas observaciones permitirán delimitar mejor las condiciones necesarias para la vida, precisando nuestra comprensión de la geología y la presencia de agua líquida en esta luna.
La amplitud y la disipación importante de los efectos de marea excluyen un océano subsuperficial global e indican una capa de hielo fundente a alta presión, que incluye el hielo III (verde claro), el hielo V (azul claro), el hielo VI (violeta claro) y pequeñas cantidades de fusión parcial (fucsia).
El papel de la presión en la conservación del agua
La presión ejercida por las capas superiores de un cuerpo celeste puede modificar el estado del hielo. Cerca del núcleo de Titán, una alta presión impide que el hielo se derrita por completo, incluso cuando la temperatura se acerca a su punto de fusión. Este fenómeno genera una zona donde el hielo adquiere una consistencia pastosa, con inclusiones de agua líquida.
En tales entornos, la presión estabiliza la estructura interna. Funciona como una barrera que mantiene el hielo en un estado intermedio, impidiendo la formación de un océano continuo. Este escenario difiere del observado en otras lunas, donde el calor interno permite que el agua permanezca líquida en grandes extensiones.
Los estudios geofísicos explotan estos principios para modelar el interior de planetas y lunas. Comprender la interacción entre la presión y la temperatura ayuda a anticipar las zonas donde el agua podría subsistir en estado líquido. Esto traza nuevas pistas para la búsqueda de entornos propicios para la vida en otros lugares del Sistema Solar.
Fuente: Nature