¿Y si la solución para combatir a los mosquitos vectores de enfermedades residiera en su propia reproducción? Investigadores australianos han desarrollado una técnica que utiliza machos genéticamente modificados para reducir las poblaciones de hembras, responsables de la transmisión de enfermedades como el dengue o la malaria.
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Este enfoque, denominado "Técnica del Macho Tóxico" (TMT), se basa en la introducción de proteínas tóxicas en el esperma de los machos. Después del apareamiento, estas proteínas afectan la supervivencia de las hembras, limitando así su capacidad para transmitir patógenos. Un método prometedor que podría complementar o reemplazar los pesticidas tradicionales, preservando al mismo tiempo los ecosistemas.
El principio de la técnica del macho tóxico
La TMT consiste en modificar genéticamente a los mosquitos macho para que produzcan proteínas tóxicas en su esperma. Cuando se aparean con las hembras, estas ven reducida su esperanza de vida, lo que disminuye su capacidad de picar y transmitir enfermedades.
A diferencia de los métodos existentes, como la esterilización de los machos, la TMT actúa inmediatamente sobre la generación actual de hembras. Las primeras pruebas en moscas de la fruta mostraron una reducción del 37 al 64 % en su esperanza de vida, abriendo el camino para aplicaciones en mosquitos.
Las ventajas para el medio ambiente
La TMT se distingue por su especificidad. Solo se dirige a las especies de mosquitos vectores de enfermedades, sin afectar a otros insectos. Esta precisión reduce los riesgos para la biodiversidad y limita el uso de pesticidas químicos.
Además, las proteínas tóxicas utilizadas están diseñadas para ser inofensivas para los mamíferos y otras especies no objetivo. Este enfoque respetuoso con el medio ambiente podría resultar útil en regiones donde los mosquitos han desarrollado resistencia a los insecticidas.
También cabe destacar que las proteínas tóxicas utilizadas presentan una toxicidad oral muy baja. Por lo tanto, los depredadores que consumen mosquitos modificados no deberían sufrir efectos adversos, preservando así las cadenas alimentarias naturales.
Los desafíos por superar
Antes de una aplicación a gran escala, se necesitan pruebas rigurosas para garantizar la seguridad de la TMT. Los investigadores deben asegurarse de que los mosquitos modificados no representen ningún riesgo para los humanos o los ecosistemas.
La logística de producción y liberación de los mosquitos genéticamente modificados también representa un desafío. Una colaboración estrecha con las autoridades sanitarias y las comunidades locales será esencial para asegurar una implementación efectiva y aceptada.
Una luz de esperanza para la salud global
Si se valida, la TMT podría permitir repensar la lucha contra las enfermedades transmitidas por mosquitos. Los modelos predicen una reducción del 40 al 60 % en las picaduras de sangre, un factor clave en la transmisión de enfermedades como el dengue o el Zika.
Esta técnica también abre el camino a otras innovaciones en biotecnología para controlar poblaciones de insectos dañinos. Así, podría contribuir a mejorar la salud pública mientras se preservan los ecosistemas naturales.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Communications