Un nuevo estudio revela que la gravedad del acúfeno dependería del estado de ánimo, la calidad del sueño e incluso de ciertos rasgos de personalidad.
Los acúfenos son silbidos o zumbidos persistentes en los oídos, que afectan a aproximadamente el 14 % de los adultos en el mundo. Están relacionados con la pérdida auditiva, y sus efectos varían de una persona a otra.
Para comprender mejor sus repercusiones, un equipo de investigación de la Universidad McGill desarrolló un modelo predictivo, en colaboración con colegas del Instituto Pasteur en París.
"Algunas personas no se molestan en absoluto por los acúfenos, mientras que para otras representan una discapacidad importante. Este modelo permite predecir los síntomas que tienen probabilidades de agravarse y hace posible una intervención temprana", explica Etienne Vachon-Presseau, autor principal, miembro del Centro Alan-Edwards de investigación sobre el dolor de la Universidad McGill y profesor asociado en la Facultad de medicina dental y ciencias de la salud oral.
Para realizar el estudio, publicado en
Nature Communications, el equipo analizó datos sobre la salud y el comportamiento de aproximadamente 200 000 personas utilizando modelos de inteligencia artificial para identificar tendencias.
Al aplicar el modelo a otro grupo de pacientes, el equipo confirmó que los principales signos de advertencia de un acúfeno severo eran la fatiga frecuente, la dificultad para dormir noches completas, un estado de ánimo decaído y un alto nivel de neuroticismo.
La pérdida auditiva resultó ser el factor predictivo más importante de la aparición del trastorno, pero la gravedad de los acúfenos estaba más estrechamente relacionada con rasgos psicológicos y conductuales. Los científicos explicaron esta conclusión destacando que, al igual que el dolor, el acúfeno es una experiencia subjetiva.
"Las molestias causadas por esta sensación auditiva dependen, por tanto, de lo que ocurre dentro del organismo, pero también de cómo el cerebro procesa esta sensación y reacciona a ella, lo cual está en parte determinado por factores personales", añade el profesor Vachon-Presseau.
Fuente: Universidad McGill