Las profecías funestas ya no están reservadas a los oráculos de antaño. Ahora, una aplicación móvil afirma revelar la fecha de tu muerte gracias a la inteligencia artificial. Pero, ¿hasta dónde puede aventurarse esta tecnología en la intimidad humana?
Con más de 125 000 descargas desde su lanzamiento en julio de 2023, Death Clock intriga tanto como divide. Disponible gratuitamente en Android e iOS, también ofrece funciones de pago que alcanzan hasta $100, sin explicar siempre claramente los beneficios. Esta ambigüedad no ha impedido que la aplicación conquiste a sus usuarios, quienes le otorgan una calificación promedio de 4,6 estrellas.
El principio se basa en el análisis de datos personales: hábitos alimenticios, nivel de estrés, actividad física y calidad del sueño. Esta información alimenta un modelo de IA entrenado a partir de 1 200 estudios sobre la esperanza de vida, que involucran a 53 millones de participantes. ¿El objetivo declarado? Motivar a los usuarios a adoptar un estilo de vida más saludable para prolongar su longevidad.
En su página de descarga, Death Clock destaca su carácter "científicamente fundamentado". Sin embargo, algunos expertos subrayan las limitaciones de tal herramienta. La aplicación no tiene en cuenta factores importantes como la genética, la salud mental o los imprevistos de la vida cotidiana, como los accidentes.
Bret Franson, creador de Death Clock, defiende su proyecto insistiendo en la importancia de sensibilizar a las personas sobre su propia mortalidad. Según él, esta toma de conciencia puede transformar las angustias existenciales en acciones concretas para vivir mejor y durante más tiempo.
Sin embargo, esta iniciativa plantea cuestiones éticas. Algunos lo ven como una oportunidad para que las aseguradoras y los gobiernos planifiquen mejor las jubilaciones o ajusten las primas de los seguros de vida. Otros denuncian una explotación mercantil de los miedos más profundos de los seres humanos.
En el trasfondo, Death Clock ilustra una tendencia inquietante: la mercantilización de lo íntimo mediante la inteligencia artificial. La búsqueda de control sobre lo desconocido se convierte en un producto monetizable, con el riesgo de deshumanizar los problemas que pretende abordar.
Por ahora, Death Clock sigue siendo un reflejo de las esperanzas y los excesos de la tecnología moderna. Si bien invita a la reflexión, también cuestiona el lugar que queremos otorgar a la inteligencia artificial en nuestras vidas.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Bloomberg