Los lípidos provenientes del medio marino muestran ser prometedores contra los cánceres. Algunos, como los ácidos grasos omega-3 presentes en alimentos como los pescados grasos, podrían actuar en prevención. Otros son fuentes de inspiración para desarrollar moléculas terapéuticas.
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El medio marino representa una enorme diversidad inexplorada de flora y fauna, y por lo tanto, una alta probabilidad de descubrimiento de nuevas moléculas con fines terapéuticos. Contiene, entre otras, moléculas que han mostrado un fuerte potencial anticancerígeno.
Podemos citar la
citarabina, inspirada en moléculas provenientes de una esponja del Caribe (
Cryptotethya crypta) y utilizada en algunas formas de leucemia. O también, en el caso de los lípidos de origen marino, la
miltefosina (que está indicada en el tratamiento de las metástasis cutáneas del
cáncer de mama).
El medio marino es la fuente principal de lípidos (comúnmente conocidos como "grasas"), reconocidos por
sus efectos inhibidores del desarrollo tumoral. Estos lípidos de origen marino pueden utilizarse de dos maneras complementarias. La primera es nutricional, a través de la alimentación. La segunda es mediante el desarrollo de agentes anticancerígenos lipídicos cuyas estructuras moleculares provienen o están inspiradas en el medio marino.
Dirigir las células cancerosas o el entorno del tumor
Independientemente de las aproximaciones, estos lípidos de origen marino actúan sobre objetivos específicos de las células tumorales o del microambiente tumoral. El objetivo es intervenir de forma global en todo el organismo de la persona enferma, así como en el propio tumor, para prevenir o inhibir el crecimiento tumoral, sensibilizar las células tumorales a los tratamientos anticancerígenos (como la
quimioterapia, la
radioterapia y
la inmunoterapia) y ralentizar la desnutrición relacionada con el cáncer.
Al influir en ciertas etapas del desarrollo y progreso de los tumores, los factores alimentarios estimulan o inhiben su formación. Así, la aparición de varios tipos de cáncer podría retrasarse si se restringe en la dieta el aporte de componentes alimentarios que estimulan el desarrollo tumoral o, por el contrario, si se incorporan factores con actividad inhibidora.
Sardinas, caballas y otros pescados grasos, fuentes marinas de omega-3
Entre los lípidos de origen marino encontramos:
- los ácidos grasos
poliinsaturados omega-3, aportados por la dieta. Se encuentran presentes en pescados grasos como la sardina, la caballa y el arenque.
- el éter-lípidos presentes, por ejemplo, en el aceite de hígado de tiburón y las vieiras.
Estos diferentes tipos de lípidos (ácidos grasos poliinsaturados de los fosfolípidos y éter-lípidos) son componentes de las membranas de las células, incluidas las células cancerosas. En cuanto a las células cancerosas, estos lípidos y sus derivados también pueden actuar sobre la transmisión de señales que intervienen en el desarrollo del tumor.
Los mecanismos moleculares y celulares por los cuales estos lípidos actúan en el desarrollo tumoral, el crecimiento, la migración y la invasión de células cancerosas, así como en la respuesta a los tratamientos, están siendo investigados, principalmente en nuestra unidad de investigación mixta Inserm - Universidad de Tours, UMR 1069 "Nicah, Nutrición, Cáncer y metabolismo Oxidativo (N2COx)".
Cánceres de mama, próstata, leucemia: ácidos grasos anti-tumorales
Durante los últimos años hemos identificado varios lípidos o clases de lípidos de origen marino que ejercen actividades anti- o pro-tumorales. Estos lípidos actúan sobre la célula cancerosa, incorporándose en las membranas donde se encuentran proteínas que son objetivos de estos lípidos (en particular canales iónicos).
En el caso del cáncer de próstata, hemos identificado entre estos lípidos a los omega-3 (como el EPA o ácido eicosapentaenoico), cuya presencia
se asocia a una menor agresividad del cáncer de próstata.
A nivel de las células cancerosas, el omega-3 EPA bloquea un
proceso complejo que involucra un canal llamado canal SK3. Este canal, SK3, favorece -entre otras cosas- la migración de las células cancerosas, siendo esta migración responsable de su agresividad y del desarrollo de metástasis.
Del mismo modo, en el cáncer de mama, concentraciones bajas de este omega-3 EPA, así como de otro omega-3 llamado DHA (ácido docosahexaenoico), están asociadas a situaciones clínicas más agresivas como el
cáncer de mama multifocal (que corresponde a la presencia de varios tumores en la misma mama), el
cáncer de mama inflamatorio o el cáncer de mama
con metástasis óseas en mujeres premenopáusicas.
En el caso de
leucemia, también hemos
demostrado que los omega-3 DHA y EPA ejercen una actividad anti-leucémica. Esto ha dado lugar a un protocolo clínico en varios centros de investigación que muestra que estos ácidos grasos pueden administrarse de manera segura a pacientes recién diagnosticados con leucemia de alto riesgo,
sin comprometer la quimioterapia.
Por otro lado, estudios
en animales, que requieren confirmación en humanos, sugieren que los omega-3 también podrían retrasar la desnutrición inducida por el cáncer.
En los tres tipos de cáncer mencionados, la presencia de omega-3 EPA y DHA está asociada a cánceres menos agresivos, ya que estos lípidos ejercerían una acción antitumoral.
¿Una suplementación con omega-3 complementaria a los tratamientos en el futuro?
El impacto de estos omega-3 sigue siendo explorado a nivel molecular. Pero esto sugiere el interés de una suplementación nutricional para la prevención del cáncer. En este marco, nuestro equipo ha demostrado que una suplementación alimentaria con omega-3 DHA durante una quimioterapia
aumenta la supervivencia de personas con cáncer de mama metastásico.
También hemos
identificado ciertas categorías de lípidos producidos por el organismo (los éter-lípidos alquil-lípidos y alkenil-lípidos o plasmalógenos), de los cuales generalmente se admite que se encuentran en mayor cantidad en los tumores que en los tejidos no tumorales. Estos lípidos se encuentran en las membranas celulares, junto al canal SK3, del cual ya hemos hablado, que juega un papel en la migración de células cancerosas.
Recientemente, describimos por primera vez con detalle
el papel de estas dos clases de lípidos endógenos. Los alkenil-lípidos limitan la agresividad de las células cancerosas (bloqueando la actividad del canal SK3), mientras que los alquil-lípidos ejercerían una acción contraria (activando el canal SK3).
Estos trabajos abren caminos para combatir el avance de las células cancerosas que contienen estas dos clases de lípidos endógenos en cantidades superiores a las presentes en los tejidos sanos.
Se trataría de favorecer la categoría de lípidos (los alkenil-lípidos) que limita la agresividad de las células cancerosas. Estos lípidos, presentes en productos del mar, podrían eventualmente ser producidos de manera sintética para integrarse en la composición de medicamentos curativos.
Éter-lípidos sintéticos como el Ohmline también han demostrado
su interés terapéutico. De hecho, los modos de acción de este lípido, que acaba de ser comercializado por la empresa
Lifesome Therapeutics, permiten reducir el desarrollo de metástasis y modificar la respuesta a los
anticuerpos terapéuticos (también llamados anticuerpos monoclonales). Este lípido sintético reduce la actividad del canal SK3, implicado en la migración de células cancerosas.
Este lípido se ha propuesto como adyuvante de quimioterapias en la
prevención de las
neuropatías (se trata de dolores localizados en ciertos nervios)
inducidas por ciertas quimioterapias.
Aumentar el potencial de los productos marinos contra el cáncer
Así, se ha logrado un continuo que va desde los modelos ofrecidos por los productos marinos hasta las aplicaciones terapéuticas en el cáncer.
Estas investigaciones, que forman parte de los estudios de la red
“Moléculas marinas, metabolismo y cáncer del cancéropôle del Gran Oeste”, deberían aumentar el ya reconocido potencial de los productos marinos en el ámbito del cáncer, permitiendo su propuesta tanto en prevención como para desarrollar nuevos enfoques terapéuticos.
Ya disponemos de datos muy alentadores en la prevención de cánceres mediante diferentes familias de lípidos de origen marino o sintético que pueden ser propuestos como agentes de sensibilización a la quimioterapia, la radioterapia y los anticuerpos terapéuticos.
Este artículo es el fruto de investigaciones realizadas por todo el equipo Niche Nutrition Cancer & metabolismo Oxidativo (N2COx) de la Universidad de Tours.
Fuente: The Conversation bajo licencia Creative Commons