Cédric - Jueves 12 Septiembre 2024

Estos investigadores utilizan la luz LED para eliminar los contaminantes más persistentes

Un nuevo método prometedor que utiliza luz LED podría transformar profundamente las tecnologías de eliminación de contaminantes persistentes, las sustancias per- y polifluoroalquiladas (PFAS). Estos compuestos, presentes en una amplia variedad de productos de consumo, son especialmente resistentes a la degradación, lo que representa riesgos significativos para la salud humana y el medio ambiente.

Los PFAS, a menudo llamados "contaminantes eternos" por su extrema persistencia, están omnipresentes en el medio ambiente. Se encuentran en productos comunes como envases de alimentos, textiles y espumas contra incendios.


Las sustancias perfluoroalquiladas y los polímeros fluorados se han descompuesto eficazmente en iones fluoruro bajo condiciones ambientales gracias a la irradiación de luz LED visible en nanocristales semiconductores. Esta descomposición se debe a mecanismos cooperativos que implican desplazamientos de ligandos inducidos por la luz e inyecciones de electrones por efecto Auger a través de electrones hidratados y estados excitados superiores.


Su resistencia a los procesos de descontaminación tradicionales, que generalmente requieren temperaturas muy altas, hace que su eliminación sea compleja y costosa. Sin embargo, un equipo de la Universidad Ritsumeikan en Japón ha desarrollado un nuevo enfoque que utiliza luz LED y nanocristales semiconductores para descomponer eficazmente estos contaminantes a temperatura ambiente.

Esta técnica se basa en una reacción fotocatalítica, activada por LEDs que emiten a una longitud de onda de 405 nm. Los investigadores utilizaron nanocristales de sulfuro de cadmio (CdS) modificados con cobre, junto con agua y trietanolamina (TEOA).

Cuando un compuesto PFAS, como el perfluorooctanosulfonato (PFOS), se coloca en esta solución y se expone a la luz LED, los nanocristales excitados atraen las moléculas de PFOS y rompen sus enlaces carbono-flúor. Esta reacción permite la eliminación completa del flúor, un proceso que, según los investigadores, dura aproximadamente ocho horas.

La principal ventaja de esta técnica radica en su eficacia a temperaturas mucho más bajas que los métodos tradicionales, cercanas a los 38°C en comparación con aproximadamente 400°C habitualmente. Además, ofrece la posibilidad de reciclar el flúor recuperado, un elemento esencial en diversas industrias, como las energías limpias y la farmacéutica.

Esta innovación abre nuevas perspectivas para una gestión más sostenible de los PFAS, que continúan planteando importantes desafíos ambientales. Si se perfecciona y adopta a gran escala, este método podría contribuir significativamente a la reducción de la contaminación relacionada con los PFAS.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Angewandte Chemie International Edition
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