Unos investigadores han logrado reconstituir el cráneo de un individuo de la familia de los primeros hombres, descubierto en Etiopía. Esta restitución digital ofrece así un retrato inédito de un ser que vivió en un período crucial para la historia de nuestro género.
El individuo, nombrado DAN5, fue hallado en el sitio de Gona en la región de Afar. Para realizar su estudio, los científicos emplearon escáneres de alta resolución con el fin de crear un modelo en tres dimensiones a partir de fragmentos de hueso y dientes. Al ensamblar estas piezas como un rompecabezas en computadora, obtuvieron el rostro más completo jamás recuperado en el Cuerno de África para esa época. Este trabajo minucioso requirió casi un año.
Mapa de las rutas migratorias potenciales de Homo erectus en África, Europa y Asia a principios del Pleistoceno, con fósiles clave que incluyen la nueva reconstrucción facial del fósil DAN5 en Etiopía.
Crédito: Dra. Karen L. Baab. Escaneos proporcionados por el Museo Nacional de Etiopía, los Museos Nacionales de Kenia y el Museo Nacional Georgiano.
El análisis de este cráneo muestra que este individuo, identificado como un Homo erectus, presenta una mezcla de características. La caja craneal se asemeja a la de los Homo erectus clásicos, pero el rostro y los dientes están más cerca de especies anteriores. Se observa, por ejemplo, una arista nasal bastante plana y molares de gran tamaño. Estos rasgos ya eran conocidos en Eurasia, pero es la primera vez que se observan en un fósil africano de este período.
Según los investigadores, esta combinación de rasgos podría explicarse por varios escenarios. En consecuencia, es posible que la población de Gona haya conservado características arcaicas después de la primera salida de África. Este fenómeno pondría de manifiesto una diversidad anatómica mayor de lo esperada en los primeros representantes de nuestro género. Los trabajos, publicados en
Nature Communications, llevan así a reconsiderar la forma en que Homo erectus evolucionó y se dispersó.
El sitio de Gona constituye un lugar importante para la comprensión de la evolución humana, con fósiles que datan de más de 6 millones de años y herramientas de piedra. Cerca del fósil DAN5, también se encontraron herramientas de las tradiciones Olduvayense y Achelense, formando una de las asociaciones directas más antiguas entre un fósil de homínido y estas tecnologías. Estos descubrimientos contribuyen por lo tanto a rastrear el desarrollo de las habilidades técnicas de los primeros hombres.
Los próximos estudios buscarán comparar este fósil con otros especímenes descubiertos en Europa, como aquellos atribuidos a Homo erectus o a Homo antecessor. Estas comparaciones podrían esclarecer la variabilidad facial dentro de Homo erectus y su adaptación a diferentes medios. Además, los equipos mencionan la posibilidad de cruces genéticos entre especies, un fenómeno observado más tarde en la evolución humana, pero se necesitarán otros fósiles para confirmar esta hipótesis.
Fragmentos fósiles del rostro y los dientes ensamblados para formar el cráneo más completo de un ancestro humano de esa época en el Cuerno de África.
Crédito: Dra. Karen L. Baab. Escaneos proporcionados por el Museo Nacional de Etiopía. Fotografías de M. Rogers y G. Suwa.
La modelización 3D en paleontología
La reconstrucción de fósiles como el de DAN5 se basa en técnicas digitales avanzadas. En primer lugar, los investigadores utilizan escáneres micro-TC para obtener imágenes muy detalladas de los fragmentos de hueso. Estos datos permiten luego crear modelos 3D precisos en computadora, sin riesgo de dañar los originales. Este método se ha vuelto común en paleoantropología.
El ensamblaje virtual de las piezas sigue principios anatómicos bien establecidos. Los científicos se apoyan así en su conocimiento de la estructura de los cráneos humanos y animales para posicionar cada fragmento. También pueden referirse a otros fósiles para guiar la reconstrucción. Este proceso iterativo requiere a menudo varios intentos antes de llegar a un resultado coherente.
Estas reconstrucciones ofrecen numerosas ventajas. Permiten estudiar con precisión fósiles frágiles o incompletos, y compartir fácilmente los modelos con otros investigadores en el mundo. Además, pueden servir para producir impresiones 3D para la enseñanza o la museología. Esta tecnología ha transformado profundamente la exploración del pasado.
El futuro de estos métodos incluye el uso de inteligencia artificial para asistir en el ensamblaje o la simulación de tejidos blandos. Este enfoque podría proporcionar aún más detalles sobre la apariencia de nuestros ancestros, pero siempre exige una validación rigurosa por parte de los especialistas.
Fuente: Nature Communications