La acumulación de desechos plásticos amenaza los ecosistemas, la fauna e incluso la salud humana, haciendo urgente la búsqueda de soluciones innovadoras para su degradación eficaz. Un avance reciente de investigadores chinos abre una vía prometedora con el desarrollo de un plástico "vivo" capaz de descomponerse de manera controlada, ofreciendo así una alternativa sostenible a los plásticos tradicionales.
Investigadores han desarrollado "plásticos vivos" modificando esporas para producir la lipasa Burkholderia cepacia, permitiendo una biodegradación casi completa del policaprolactona. Imagen de SIAT
Esta nueva tecnología se inspira en un descubrimiento realizado en 2016 en Japón, cuando se identificó una bacteria llamada
Ideonella sakaiensis en un suelo contaminado por tereftalato de polietileno (PET), un tipo de plástico comúnmente utilizado en botellas. Esta bacteria, capaz de alimentarse de plástico produciendo enzimas específicas, ha suscitado un interés creciente en la investigación de métodos naturales para degradar los polímeros sintéticos.
Los científicos del Instituto de Tecnología Avanzada de Shenzhen, dirigidos por Dai Zhuojun, se basaron en este descubrimiento para desarrollar su propia solución de degradación de plásticos basada en esporas bacterianas.
La innovación propuesta se basa en el uso de esporas de la bacteria
Bacillus subtilis, modificadas genéticamente para secretar una enzima que degrada el plástico, llamada lipasa BC. Estas esporas se incorporan en matrices de plástico durante los procesos de fabricación estándar, como la extrusión a alta temperatura o la disolución en solventes.
En condiciones normales, las esporas permanecen inactivas, garantizando la estabilidad del material durante su uso diario. Sin embargo, cuando el plástico experimenta estímulos específicos como la erosión de la superficie o el compostaje, las esporas se activan y comienzan a producir enzimas que inician la degradación del polímero.
Para probar la viabilidad de esta tecnología a escala industrial, los investigadores llevaron a cabo experimentos utilizando plásticos que contienen estas esporas. Los resultados muestran que los "plásticos vivos" se degradan rápidamente: al utilizar enzimas para atacar la superficie, los investigadores observaron una descomposición completa en 6 a 7 días. En compostaje, los plásticos biodegradables se descomponen en 25 a 30 días, el doble de rápido que los plásticos convencionales.
El equipo también exploró la aplicación de esta tecnología a otros tipos de plásticos, como el PBS, el PBAT, el PLA e incluso el PET. Los resultados indican que las esporas permanecen activas incluso tras un tratamiento a altas temperaturas, lo que abre la puerta a un uso potencial en una amplia gama de polímeros. Esta versatilidad representa un ventaja considerable para el desarrollo de nuevos materiales biodegradables.
A pesar de estos avances, persisten desafíos técnicos y logísticos para la adopción a gran escala de esta tecnología. La aceptación por parte de las industrias y los consumidores, así como la evaluación de su impacto ambiental global, serán pasos cruciales. No obstante, estas investigaciones representan un avance significativo hacia la creación de materiales sostenibles, capaces de reducir la huella ecológica de los plásticos en nuestra vida diaria.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Chemical Biology