La exploración de planetas lejanos, los exoplanetas, está dando un giro decisivo.
Un estudio reciente publicado en
Astrophysical Journal Letters propone un método inédito para detectar vida más allá de nuestro Sistema Solar. Se centra en gases, los halogenuros de metilo, que podrían revelar la existencia de formas de vida microbiana en planetas llamados "hiceanos", mundos oceánicos con una atmósfera rica en hidrógeno.
Mundos oceánicos como objetivos prioritarios
La observación directa de planetas similares a la Tierra resulta difícil con las tecnologías actuales. Su pequeño tamaño y su escaso brillo dificultan el análisis de su atmósfera. El telescopio espacial
James Webb (JWST) se dirige, por tanto, hacia exoplanetas más masivos, que orbitan alrededor de estrellas enanas rojas. Estas estrellas, más pequeñas y menos calientes que nuestro Sol, son abundantes en la galaxia.
Los mundos hiceanos, aunque inhabitables para el ser humano, podrían albergar microorganismos. De hecho, sus océanos, protegidos por una atmósfera densa y rica en hidrógeno, crearían un entorno propicio para la vida de organismos anaerobios. La búsqueda de biofirmas específicas, como los halogenuros de metilo, se vuelve entonces interesante.
Los halogenuros de metilo, producidos en la Tierra por bacterias, algas u hongos, podrían acumularse en cantidades detectables en estos planetas. Su presencia, combinada con otros indicios, reforzaría la probabilidad de existencia de vida extraterrestre. El
JWST, con su capacidad para analizar las atmósferas de los exoplanetas, ofrece una oportunidad única para explorar estos mundos oceánicos.
Una firma química prometedora
La presencia de estos gases, incluso en bajas concentraciones en la Tierra, podría ser significativa en los planetas hiceanos. Su acumulación, debido a condiciones atmosféricas particulares, haría posible su detección a años luz de distancia. Los halogenuros de metilo, como el cloruro de metilo o el bromuro de metilo, poseen propiedades químicas que los hacen detectables mediante espectroscopía infrarroja. Esta técnica, utilizada por el
JWST, permite identificar las moléculas presentes en la atmósfera de un exoplaneta analizando la luz que la atraviesa.
El
JWST, con su capacidad para analizar atmósferas exoplanetarias, ofrece una oportunidad única para explorar estos mundos oceánicos. Los científicos estiman que la detección de estos gases, combinada con otros indicios como la presencia de agua líquida y una temperatura compatible con la vida, aumentaría considerablemente la probabilidad de detectar vida extraterrestre. Además, la detección de estos gases es más rápida y menos costosa que la del oxígeno o el metano, lo que hace que este enfoque sea especialmente atractivo.
Los investigadores de la
Universidad de California Riverside están ampliando su estudio a otros tipos de planetas y gases. Examinan entornos terrestres extremos, como el mar de Salton, para comprender mejor los procesos de producción de estas moléculas. El descubrimiento de halogenuros de metilo en varios exoplanetas sugeriría una distribución extendida de vida microbiana en el Universo. Así, la búsqueda de este tipo de biofirmas específicas se vuelve crucial para determinar si estamos solos en el Universo.
Para profundizar: ¿Cómo detecta el JWST las biofirmas?
El telescopio espacial
James Webb utiliza espectroscopía infrarroja para analizar la composición de las atmósferas de los exoplanetas. Al medir la luz que atraviesa la atmósfera de un planeta, puede identificar los gases presentes. Cada gas absorbe la luz en longitudes de onda específicas, creando firmas únicas.
Los halogenuros de metilo, por ejemplo, absorben fuertemente la luz infrarroja. Esta propiedad facilita su detección por el
JWST. La comparación de los espectros obtenidos con modelos atmosféricos permite determinar la concentración de estos gases y buscar indicios de vida.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: The Astrophysical Journal Letters