Un asteroide recién descubierto, denominado "2024 YR4", podría cruzar la trayectoria de la Tierra en diciembre de 2032. Con una probabilidad de impacto estimada en un 1,2 %, este cuerpo celeste de 40 a 100 metros de diámetro ha captado una atención especial entre los astrónomos.
Detectado a finales de diciembre de 2023 por el sistema ATLAS en Chile, 2024 YR4 fue rápidamente clasificado como nivel 3 en la escala de Turín, lo que indica un riesgo de impacto que requiere una vigilancia intensificada. Aunque la probabilidad sigue siendo baja, esta situación es inédita desde la implementación de los sistemas de alerta internacionales en 1999. Los científicos están trabajando ahora para comprender mejor su trayectoria y características con el fin de evaluar los riesgos reales.
La escala de Turín: una herramienta para medir los riesgos
La escala de Turín, creada en la década de 1990, permite clasificar los asteroides según su peligrosidad. Un nivel 0 significa un riesgo insignificante, mientras que un nivel 10 indica una colisión segura con consecuencias catastróficas. 2024 YR4, actualmente clasificado como nivel 3, representa una amenaza localizada que requiere una atención especial.
Solo el asteroide Apophis había alcanzado un nivel superior (4) en 2004, antes de ser reclasificado tras observaciones adicionales. Esta escala ayuda a los astrónomos a priorizar sus esfuerzos de vigilancia y a informar al público de manera clara y medida.
Una trayectoria aún incierta
Las primeras estimaciones sugieren que 2024 YR4 podría pasar a unos 106.000 kilómetros de la Tierra en 2032. Sin embargo, los márgenes de error siguen siendo significativos debido a la distancia actual del asteroide (43 millones de kilómetros). Las observaciones continúan para afinar los cálculos, pero el objeto se está alejando rápidamente, lo que limita los datos disponibles hasta su próximo paso en 2028.
Los astrónomos destacan que la probabilidad de impacto podría disminuir con nuevas observaciones. Sin embargo, si aumenta, podrían considerarse medidas como una misión de desviación o planes de evacuación para las zonas en riesgo.
Las consecuencias potenciales de un impacto
Si 2024 YR4 llegara a impactar contra la Tierra, los daños dependerían de su composición y del punto de impacto. Un asteroide rocoso provocaría una explosión atmosférica similar a la de Cheliábinsk en 2013, mientras que un objeto metálico podría crear un cráter en el suelo de más de un kilómetro.
Las zonas más expuestas incluyen el norte de América del Sur, el centro de África y el sur de Asia. Sin embargo, dado que la mayor parte de la superficie terrestre está deshabitada, los riesgos de destrucción masiva siguen siendo limitados. Los científicos recuerdan que la probabilidad de un impacto destructivo es baja, pero que la vigilancia sigue siendo esencial.
Una colaboración internacional para seguir a 2024 YR4
La Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), respaldada por la ONU, ha colocado a 2024 YR4 en la cima de sus prioridades. Telescopios de todo el mundo están enfocados en el objeto para recopilar datos esenciales. Las agencias espaciales, incluidos la NASA y la ESA, colaboran para afinar las estimaciones de la trayectoria y evaluar los riesgos futuros.
Esta situación ilustra la importancia de los sistemas de vigilancia y defensa planetaria. Aunque 2024 YR4 no representa una amenaza inmediata, recuerda que la Tierra sigue siendo vulnerable a los objetos celestes.
¿Qué es un asteroide potencialmente peligroso?
Un asteroide potencialmente peligroso es un objeto celeste cuya órbita cruza la de la Tierra, colocándolo a una distancia potencialmente peligrosa de nuestro planeta. Estos asteroides, a menudo originados en el cinturón principal entre Marte y Júpiter, pueden variar en tamaño desde unos pocos metros hasta varios kilómetros de diámetro.
Su trayectoria está influenciada por las fuerzas gravitacionales de los planetas, lo que hace que su movimiento sea a veces impredecible. Los científicos los monitorean de cerca para anticipar cualquier riesgo de colisión, aunque la mayoría pasa a una distancia segura.
Los asteroides potencialmente peligrosos se clasifican según su tamaño y su distancia mínima de aproximación. Aquellos de más de 140 metros y que pasan a menos de 7,5 millones de kilómetros de la Tierra se consideran potencialmente peligrosos.
Finalmente, estos objetos también ofrecen oportunidades científicas. Su estudio permite comprender mejor la formación del Sistema Solar y desarrollar estrategias de defensa planetaria, como la misión DART de la NASA, que probó la desviación de un asteroide en 2022.
Para profundizar: ¿Cómo calculan los astrónomos las trayectorias de los asteroides?
Los astrónomos determinan la trayectoria de los asteroides utilizando observaciones repetidas para calcular su posición, velocidad y órbita. Estos datos se recopilan mediante telescopios terrestres y espaciales, que siguen el movimiento del objeto durante varias noches.
Al medir con precisión la posición del asteroide en relación con las estrellas, los científicos pueden estimar su trayectoria futura. Estos cálculos tienen en cuenta las influencias gravitacionales de los planetas, en particular Júpiter y la Tierra, que pueden modificar la órbita del asteroide.
Las incertidumbres iniciales suelen ser importantes, especialmente para los objetos recién descubiertos. Con el tiempo y observaciones adicionales, los astrónomos afinan sus estimaciones, reduciendo los márgenes de error y evaluando con mayor precisión los riesgos de impacto.
Finalmente, herramientas como las simulaciones numéricas y los modelos matemáticos ayudan a predecir las trayectorias durante décadas, incluso siglos. Estos métodos permiten clasificar los asteroides en la escala de Turín y tomar medidas preventivas si es necesario.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: NASA