Todo parecía indicar que se trataba de un fenómeno venido del fondo del espacio. Una señal de radio ultrarrápida, detectada en Australia, tenía todos los atributos de una ráfaga rápida de radio, esos destellos enigmáticos que intrigan a los investigadores desde hace años.
Sin embargo, esta vez, la sorpresa venía de mucho más cerca.
Los astrónomos detectaron esta señal gracias al radiotelescopio ASKAP, un instrumento de vanguardia situado en el desierto australiano. Su duración mínima —menos de 30 nanosegundos— llamó inmediatamente la atención. Es mucho más breve de lo que se observa habitualmente, lo que llevó a los investigadores a profundizar en la pista.
Al rastrear el origen de este impulso, los científicos descubrieron que no provenía de una galaxia lejana... sino de un satélite de la NASA lanzado en los años 1960, actualmente inactivo. Bautizado Relay 2, aún orbita a unos 4 500 kilómetros sobre nuestras cabezas.
No se trataba, pues, de un mensaje cósmico, sino más bien de una emisión involuntaria. Se barajan dos explicaciones: una descarga electrostática debida a una acumulación de electricidad, o bien el impacto de una micrometeorito en la superficie del satélite. Estos eventos pueden producir una breve chispa de radio, perceptible desde la Tierra.
Aunque esta señal no es de origen astrofísico, sigue siendo valiosa. Muestra lo difícil que resulta a veces distinguir entre objetos celestes y artefactos humanos. Esto lleva a los científicos a extremar la precaución en la interpretación de las señales captadas.
Fuente: arXiv