Adrien - Miércoles 5 Marzo 2025

Esperanza de vida: los graduados viven cada vez más 🎓

La esperanza de vida en los Estados Unidos revela desigualdades crecientes relacionadas con la educación. Un estudio reciente destaca el profundo impacto del nivel educativo en la longevidad.

Entre 2000 y 2019, la brecha en la esperanza de vida entre los graduados universitarios y aquellos sin diploma de secundaria se amplió, pasando de 8 a 11 años. Los primeros vieron su esperanza de vida aumentar en 2,5 años, alcanzando los 84,2 años, mientras que la de los segundos se mantuvo estancada en 73,5 años.


Los graduados universitarios disfrutan de una esperanza de vida comparable a la de los países más desarrollados, ubicándose en el cuarto lugar a nivel mundial. Por el contrario, las personas sin diploma de secundaria se sitúan en el puesto 137, lo que subraya disparidades significativas.


Los investigadores del IHME analizaron datos de 3.110 condados, revelando variaciones geográficas importantes. Las regiones del sureste y algunas partes de los Apalaches muestran las esperanzas de vida más bajas, especialmente entre los menos educados.

Las mujeres generalmente tienen una esperanza de vida más alta que los hombres, con una brecha que se ha ampliado en las últimas dos décadas. Los hombres menos educados son particularmente afectados, con una esperanza de vida de casi 68 años.

El estudio destaca que la educación influye en el acceso a empleos mejor remunerados y menos riesgosos para la salud, así como a atención médica de calidad. Estos factores juegan un papel crucial en la construcción de una vida saludable.

Las disparidades observadas no solo son nacionales, sino también locales, con diferencias de hasta 32 años entre condados para las personas sin diploma de secundaria. Esto ilustra la importancia de las políticas locales en salud y educación.

Finalmente, el estudio resalta el papel de los inmigrantes, quienes, en California, han visto aumentar su esperanza de vida a pesar de un bajo nivel educativo. Esto podría estar relacionado con factores de selección y comportamientos de salud más favorables.

¿Por qué la educación influye en la esperanza de vida?


La educación juega un papel clave en el acceso a empleos mejor remunerados y menos riesgosos para la salud. Estos trabajos suelen ofrecer beneficios como seguros médicos de calidad y condiciones laborales más seguras.

Además, las personas más educadas tienden a adoptar comportamientos más saludables, como una mejor alimentación y actividad física regular. También son más propensas a buscar atención médica preventiva.

La educación facilita el acceso a información sobre salud, permitiendo una mejor gestión de enfermedades crónicas y un uso más eficiente de los servicios de salud. Esto contribuye a una mejor calidad de vida y una mayor longevidad.

Finalmente, la educación puede influir en las redes sociales, ofreciendo apoyo emocional y práctico que puede mejorar la salud mental y física. Estas redes también pueden proporcionar recursos y oportunidades para mejorar las condiciones de vida.

¿Cómo afectan las disparidades geográficas a la esperanza de vida?



Las disparidades geográficas en los Estados Unidos muestran variaciones significativas en la esperanza de vida, especialmente entre zonas rurales y urbanas. Las zonas rurales, a menudo menos atendidas en términos de atención médica, muestran esperanzas de vida más bajas.

Los factores ambientales, como la calidad del aire y el agua, también juegan un papel. Las regiones industriales o agrícolas pueden estar expuestas a mayores riesgos sanitarios, afectando la longevidad de las poblaciones locales.

El acceso a servicios de salud es crucial. Los condados con hospitales y clínicas bien equipadas tienden a tener esperanzas de vida más altas. Esto incluye el acceso a atención preventiva y tratamientos especializados.

Finalmente, las políticas locales en salud pública, como programas de vacunación y campañas de sensibilización, pueden influir significativamente en la esperanza de vida. Los condados que invierten en estas áreas suelen ver mejoras en los indicadores de salud.

Fuente: The Lancet Public Health
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