Creíamos que el cerebro gestionaba todas las etapas del acto sexual, excepto el reflejo eyaculatorio final, organizado en la médula espinal. Nuevos descubrimientos en ratones, publicados en
Nature Communications, demuestran por el contrario que los circuitos espinales no son un simple relevo pasivo; al contrario, moldean activamente la excitación sexual, el apareamiento y finalmente la eyaculación.
La médula espinal no es solo un simple interruptor de la eyaculación
La médula espinal no se limita a desencadenar la eyaculación: también moldea el comportamiento sexual masculino, revela un estudio publicado en la revista
Nature Communications.
Tradicionalmente, se pensaba que el cerebro controlaba la excitación, el cortejo y el apareamiento, mientras que la médula espinal se limitaba a desencadenar la eyaculación de forma refleja. Un grupo de científicos demuestra por el contrario, en ratones, que los circuitos de la médula espinal también participan en la excitación, el apareamiento y el ritmo de las relaciones sexuales.
Imagen de ilustración Pixabay
"La médula espinal no es simplemente un relevo pasivo que ejecuta las órdenes del cerebro", explica Susana Lima, investigadora principal del Laboratorio de Neuroetología de la Fundación Champalimaud en Portugal. "Integra las señales sensoriales, reacciona a la excitación y ajusta su respuesta en función del estado interno del animal."
Un circuito clave alrededor del músculo bulbospongioso
El equipo se centró en el músculo bulbospongioso (MBS), esencial para la expulsión del semen. Durante la eyaculación, este músculo se contrae según un patrón bien definido.
Utilizando ratones genéticamente modificados cuyas neuronas de la médula espinal (las que producen la molécula "galanina" y llamadas neuronas Gal
+) brillan bajo luz fluorescente, los científicos mostraron que estas neuronas Gal
+ están directamente conectadas a las motoneuronas que controlan el MBS. Registros electrofisiológicos, con la técnica del patch-clamp, confirmaron que la activación de las neuronas Gal
+ estimula estas motoneuronas gracias a una conexión que utiliza el neuroreceptor glutamato.
Al estimular estas neuronas Gal
+ mediante luz (optogenética) o corriente eléctrica, los científicos provocaron contracciones del músculo MBS en estos ratones, pero sin garantizar una eyaculación completa, a diferencia de lo que se observa en la rata. Además, las estimulaciones repetidas provocaban respuestas cada vez más débiles, sugiriendo la existencia de una fase refractaria consecutiva a la activación muscular.
Una visión revisada del control sexual
Estas neuronas Gal⁺ también reciben señales sensoriales provenientes de los órganos genitales. Los científicos mostraron en ratones macho "espinalizados", es decir, cuyo cerebro está desconectado de la médula espinal, que una simple estimulación del pene activa tanto las neuronas Gal⁺ como las motoneuronas del MBS. Esto demuestra que las señales genitales alcanzan este circuito espinal sin intervención del cerebro. Además, se observaban efectos más marcados cuando las señales cerebrales estaban ausentes (en ratones espinalizados), lo que implica que el cerebro ejerce normalmente un control inhibitorio sobre este circuito espinal, hasta que se reúnen las condiciones para la eyaculación.
Cuando los científicos desactivaron selectivamente las neuronas Gal
+, el comportamiento de los ratones macho cambió: eyaculación retardada, apareamientos más frecuentemente fallidos y ritmo de las relaciones perturbado. La contribución de este circuito parece por tanto ir más allá de la simple mecánica de la eyaculación para desempeñar un papel activo en todo el comportamiento sexual.
Estos resultados cuestionan por tanto la idea de que la eyaculación sería simplemente un reflejo ejecutado después de una luz verde del cerebro. Al contrario, el desarrollo del acto sexual parece moldeado por un diálogo continuo entre las señales sensoriales, el estado interno (incluyendo el hecho de que una eyaculación haya ocurrido previamente o no) y los circuitos espinales. En el corazón de este proceso, las neuronas Gal⁺ aparecen como verdaderos integradores, capaces de "decidir" cuándo activar el patrón motor en función de las señales recibidas y del estado fisiológico del animal.
Fuente: CNRS INSB