Cédric - Martes 4 Febrero 2025

El Homo erectus logró adaptarse a los desiertos hace 1 millón de años 🌵

Hace más de un millón de años, el Homo erectus desafió las condiciones extremas de los desiertos africanos. Un estudio reciente revela cómo este antepasado de la humanidad prosperó en entornos áridos, mucho antes que el Homo sapiens.

Las gargantas de Oldupai, en Tanzania, ofrecen una visión única de esa época. Este sitio, a menudo considerado como la cuna de la humanidad, ha proporcionado pistas sobre cómo el Homo erectus supo adaptarse a paisajes hostiles. Los investigadores han reconstruido un entorno marcado por la sequía, donde los recursos eran escasos y dispersos.


Gargantas de Olduvai 2011.
Imagen Wikimedia


Un entorno hostil


Entre 1,2 y 1 millón de años antes de nuestra era, la región de Oldupai estaba dominada por llanuras semiáridas. Los análisis de sedimentos y polen fósil muestran una vegetación escasa, compuesta principalmente por plantas resistentes a la sequía. Las condiciones climáticas eran extremas, con altas temperaturas y baja disponibilidad de agua.

Los investigadores también identificaron rastros de incendios de matorrales y suelos salinos, características típicas de las zonas áridas. Estos elementos confirman que el entorno era particularmente inhóspito. Sin embargo, el Homo erectus no solo sobrevivió, sino que también prosperó en este medio.

Estrategias de adaptación ingeniosas



El Homo erectus desarrolló técnicas sofisticadas para aprovechar los recursos disponibles. Las herramientas de piedra, como bifaces y raspadores, evidencian un dominio técnico avanzado. Estos instrumentos permitían procesar cadáveres de animales y extraer la médula ósea, una fuente nutritiva esencial.

Los puntos de agua, como estanques y confluencias de ríos, desempeñaban un papel central en su supervivencia. El Homo erectus regresaba regularmente a estos lugares estratégicos, demostrando una capacidad para planificar y adaptarse a las limitaciones ambientales.

Una dieta diversificada


Los análisis isotópicos de los fósiles revelan una dieta variada. El Homo erectus consumía animales de tamaño mediano, como bovinos y antílopes, así como plantas disponibles en este entorno árido. Esta omnívora probablemente fue un factor clave de su resiliencia.

Las marcas de corte en los huesos de animales indican una explotación intensiva de los recursos. Esta estrategia les permitía maximizar la ingesta nutricional en un entorno donde la comida era escasa.

Una flexibilidad ecológica inesperada


Contrariamente a la idea preconcebida de que el Homo erectus estaba limitado a entornos templados, este estudio muestra que era capaz de adaptarse a condiciones extremas. Esta flexibilidad ecológica probablemente facilitó su expansión fuera de África, hacia regiones áridas de Eurasia.

Los descubrimientos de Oldupai redefinen nuestra comprensión de la evolución humana. Destacan que la capacidad de sobrevivir en entornos hostiles no es exclusiva del Homo sapiens, sino una característica compartida con sus antepasados.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Communications Earth & Environment
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