Adrien - Viernes 12 Septiembre 2025

🌡️ El color de los coches calienta las ciudades... y no es poca cosa

Las ciudades suelen ser más cálidas que sus alrededores, un fenómeno conocido pero cuyas causas precisas continúan siendo exploradas. Entre los numerosos factores, la influencia de los vehículos estacionados comienza a entenderse mejor, revelando sorpresas sobre su contribución al calentamiento local.

Los espacios urbanos carecen de vegetación, que refresca naturalmente el aire mediante la evapotranspiración, un proceso donde las plantas liberan agua a la atmósfera. Por el contrario, los edificios y las carreteras absorben y retienen el calor solar, creando lo que se conoce como efecto de isla de calor urbano. Hasta ahora, se había prestado poca atención a los coches, a pesar de ser omnipresentes en los centros urbanos.


Diferencias de temperatura del aire (ΔT) cerca de un coche negro y un coche blanco. Ambos coches estaban orientados de sur a norte (de atrás hacia adelante) y cada uno estaba aislado y situado sobre un aparcamiento asfaltado. Las mediciones se realizaron el 23 de julio de 2024 entre las 13:40 y las 14:12. Las condiciones eran calmadas (velocidad media del viento < 1 ms −1 ) y despejadas (radiación solar media recibida de 1005 Wm-2).
Crédito: City and Environment Interactions (2025). DOI: 10.1016/j.cacint.2025.100232


Un estudio reciente realizado en Lisboa midió el impacto térmico de los coches aparcados. Los investigadores compararon un coche negro y uno blanco, dejados al sol en un aparcamiento asfaltado. Registraron las temperaturas en varios lugares, descubriendo que el coche negro aumentaba la temperatura del aire en casi 4 grados Celsius en comparación con el asfalto adyacente, mientras que el blanco tenía un efecto menor, a veces incluso negativo.

El color de los vehículos juega así un papel clave, ya que las superficies oscuras absorben más luz solar, mientras que las claras reflejan una gran parte. Los coches blancos pueden reflejar hasta el 85 % de la luz, reduciendo así su contribución al calor ambiental. Además, la fina capa metálica de las carrocerías se calienta rápidamente, amplificando este efecto en las zonas densamente pobladas.

Al analizar los datos de aparcamiento y circulación, el equipo estimó que si todos los coches fueran blancos, la reflexión global de la luz, o albedo, podría casi duplicarse en algunas partes de la ciudad, disminuyendo significativamente la absorción de radiación solar. Esto abriría el camino a estrategias de planificación urbana centradas en la reducción del calor, como el uso de revestimientos reflectantes o estructuras de sombreado.

Los autores proponen medidas prácticas, como restricciones basadas en el color de los vehículos en zonas sensibles al calor, o el incentivo a revestimientos reflectantes. Combinadas con otras aproximaciones como la plantación de árboles o los techos verdes, estas acciones podrían mitigar el efecto de isla de calor, mejorando el confort y la salud en las ciudades.


Impactos de los coches en los entornos urbanos, adaptado de fuentes científicas.
Crédito: City and Environment Interactions (2025). DOI: 10.1016/j.cacint.2025.100232


Albedo y reflexión de la luz



El albedo es una medida de la capacidad de una superficie para reflejar la luz solar, variando de 0 (absorción total) a 1 (reflexión total). Las superficies con albedo alto, como la nieve o los techos blancos, reflejan una gran parte de la energía solar, mientras que las superficies con albedo bajo, como el asfalto oscuro, la absorben, contribuyendo al calentamiento.

En el medio urbano, el albedo influye directamente en la temperatura ambiente. Por ejemplo, un coche blanco con un albedo de aproximadamente 0,8 refleja hasta el 80 % de la luz, reduciendo su impacto térmico, a diferencia de un coche negro con un albedo cercano a 0,1, que absorbe casi toda la energía y calienta su entorno.

Aumentar el albedo global de las ciudades mediante materiales reflectantes puede disminuir significativamente el efecto de isla de calor. Esto implica repensar las elecciones de colores para los vehículos, edificios y revestimientos del suelo, con el fin de maximizar la reflexión y minimizar la absorción de calor.

Este enfoque forma parte de las soluciones pasivas de enfriamiento, complementarias a otras medidas como el sombreado y la vegetación, para crear espacios urbanos más frescos y eficientes energéticamente, sin necesidad de costosos sistemas de aire acondicionado.

Fuente: City and Environment Interactions
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