Caronte, la luna más grande de Plutón, se ha convertido en el centro de un descubrimiento crucial. Con la ayuda del telescopio James Webb, los investigadores han identificado la presencia de dióxido de carbono en su superficie. Este resultado plantea preguntas intrigantes sobre la historia de nuestro Sistema Solar.
Caronte mide alrededor de 1 100 km de diámetro y fue descubierta en 1978. Sin embargo, su superficie no fue analizada en detalle hasta 2015, gracias a la misión New Horizons de la NASA, que reveló un mundo cubierto de hielo.
Esta imagen en color mejorado de Caronte fue capturada por la sonda New Horizons de la NASA el 14 de julio de 2015. Combina imágenes en azul, rojo e infrarrojo para resaltar las variaciones en las propiedades de la superficie. Aunque la paleta de colores de Caronte es menos variada que la de Plutón, la región polar norte de color rojizo, conocida como Mordor Macula, es particularmente destacada. Caronte mide 1 214 kilómetros de diámetro, y la imagen muestra detalles de 2,9 kilómetros.
El reciente descubrimiento de dióxido de carbono es notable. Este gas, esencial para la vida en la Tierra, podría indicar que procesos similares han ocurrido en Caronte. Además, esta luna ha sido considerada durante mucho tiempo como un objeto clave para estudiar el cinturón de Kuiper.
La detección de CO2 no es un hecho menor. Los investigadores han estado tratando de entender cómo se formaron estos elementos en esta región lejana. Silvia Protopapa, autora principal del estudio, señala que la superficie de Caronte podría ser una mezcla de hielo de agua y hielo de dióxido de carbono.
Otro compuesto químico ha sido detectado en Caronte: el peróxido de hidrógeno. Utilizado en la Tierra como desinfectante por sus propiedades antibacterianas, su presencia en esta luna podría indicar que su superficie está siendo alterada por factores externos.
En particular, los rayos ultravioleta del Sol, capaces de provocar transformaciones químicas, así como los vientos solares, que transportan partículas cargadas, podrían modificar la composición de Caronte. Estos elementos son indicativos de una interacción dinámica entre el entorno espacial y la superficie de esta luna helada.
La Tierra, la Luna, Plutón y Caronte.
Imagen Wikimedia
Estos descubrimientos aportan nuevos elementos para comprender los cuerpos helados del Sistema Solar. Los investigadores consideran a Caronte como una ventana hacia la evolución de los mundos distantes. Las observaciones del telescopio James Webb también arrojan luz sobre las condiciones de formación de los objetos del cinturón de Kuiper. Si estos descubrimientos se confirman, podrían redefinir nuestra comprensión del origen de los cuerpos celestes.
¿Qué es el peróxido de hidrógeno y cuál es su papel en el entorno espacial?
El peróxido de hidrógeno (H₂O₂) es un compuesto químico compuesto por dos átomos de hidrógeno y dos átomos de oxígeno. En la Tierra, es comúnmente utilizado como desinfectante y agente blanqueador debido a sus propiedades antibacterianas y oxidantes. En un contexto extraterrestre, su detección en cuerpos celestes como Caronte indica procesos químicos complejos.
En el espacio, el peróxido de hidrógeno puede formarse como resultado de reacciones químicas inducidas por la exposición a rayos ultravioleta y a partículas energéticas de los vientos solares. Estos factores externos pueden causar transformaciones de materia orgánica e inorgánica en la superficie de lunas y planetas.
La presencia de peróxido de hidrógeno en Caronte sugiere así una superficie dinámica y en evolución, expuesta a influencias medioambientales que podrían afectar su composición química y su historia geológica.
¿Qué es el dióxido de carbono y por qué es importante en el estudio de los cuerpos celestes?
El dióxido de carbono (CO₂) es un gas incoloro e inodoro compuesto por un átomo de carbono y dos átomos de oxígeno. En la Tierra, juega un papel clave en el ciclo de la vida como producto de la respiración de los seres vivos y como componente esencial del efecto invernadero, que regula la temperatura de nuestro planeta.
En el ámbito de la astrofísica, la detección de CO₂ en otros cuerpos celestes, como Caronte, tiene implicaciones importantes para nuestra comprensión de las condiciones ambientales y los procesos geológicos en estos mundos lejanos.
La presencia de dióxido de carbono en objetos del cinturón de Kuiper, como Caronte, puede indicar una historia compleja de formación y evolución. Este gas suele asociarse en la Tierra a procesos biológicos, pero su detección en entornos fríos y distantes sugiere también mecanismos químicos alternativos, posiblemente vinculados a los materiales del disco protoplanetario del que se originó nuestro Sistema Solar.
Por lo tanto, el estudio del dióxido de carbono en Caronte y otros cuerpos celestes puede proporcionar pistas sobre la formación de los planetas, así como sobre las condiciones que prevalecieron en los primeros tiempos de nuestro Sistema Solar.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Nature Communications