Redbran - Sábado 27 Enero 2024

Descubrimiento de una importante fuente humana de emisión de CO2, hasta ahora insospechada

La práctica del arrastre de fondo, que implica arrastrar pesadas redes sobre el lecho oceánico, ha sido recientemente identificada como una fuente principal de emisiones de carbono a la atmósfera. Este estudio, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, se suma a las preocupaciones ambientales relacionadas con los combustibles fósiles y la deforestación.


Imagen Wikimedia

El arrastre de fondo remueve el carbono atrapado en los sedimentos marinos, contribuyendo así al calentamiento global. El estudio indica que entre un 55 a 60 % del dióxido de carbono generado por esta práctica alcanza la atmósfera en menos de diez años, doblando así las emisiones anuales de toda la flota pesquera mundial debido a la combustión de combustibles.

Este descubrimiento alarmante es el resultado de un trabajo colaborativo internacional que involucra a investigadores de la Universidad Estatal de Utah, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, de la Universidad de California en Santa Bárbara, de la Universidad de Columbia, de la Universidad James Cook y de Mares Prístinos de National Geographic. Utilizando datos de arrastre de fondo recopilados entre 1996 y 2020, el equipo pudo medir con precisión el impacto de esta práctica en las emisiones de carbono.

Las áreas particularmente afectadas incluyen el mar de China Oriental, el mar Báltico, el mar del Norte y el mar de Groenlandia. Otras regiones, como el Sudeste Asiático, el golfo de Bengala, el mar de Arabia, algunas partes de Europa y el golfo de México, también son susceptibles de ser fuentes principales de emisiones, aunque los datos son insuficientes para afirmarlo con certeza.


Diferencias espaciales en los efectos históricos del arrastre bentónico (en zona profunda) sobre las emisiones de CO2.
(A) Emisiones acumuladas de CO2 emitidas debido al arrastre entre 1996 y 2020.
(B) Cambios acumulados en el flujo aire-mar de CO2 debido al arrastre entre 1996 y 2020.
Es importante notar que existen importantes lagunas en el conocimiento sobre la actividad de arrastre en el mar Ártico (zona 18 de la FAO), en el Pacífico Centro-Oeste (zona 71 de la FAO) y en el océano Índico Oriental (zona 57 de la FAO). Por lo tanto, las emisiones atribuidas al arrastre en estas regiones probablemente están subestimadas.


Además de las emisiones de carbono, el arrastre de fondo también contribuye a la acidificación de los océanos, afectando gravemente a la fauna y flora marinas locales. Esta "deforestación marina", según Gavin A. Schmidt del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, requiere de atención política urgente para minimizar sus múltiples impactos.

En conclusión, el estudio subraya la importancia de tener en cuenta las emisiones de carbono debidas al arrastre de fondo en los planes de acción climática globales, para ralentizar de manera efectiva el calentamiento del planeta.

Fuente: Frontiers in Marine Science
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