Cédric - Lunes 17 Febrero 2025

Descubrimiento excepcional de piel en un fósil de plesiosaurio 🦖

El descubrimiento de piel preservada en un plesiosaurio de 183 millones de años está revolucionando nuestro conocimiento sobre estos reptiles marinos extintos. Al analizar los tejidos blandos de este fósil, los investigadores han revelado una combinación única de piel lisa y escamas, lo que sugiere que estas características estaban relacionadas con funciones específicas vinculadas a su estilo de vida.


Reconstrucción del nuevo plesiosaurio con escamas en la aleta pectoral y piel lisa sin escamas a lo largo del cuerpo, según lo reportado por este nuevo fósil de plesiosaurio. Se trata de una actualización importante de cómo reconstruimos los plesiosaurios, que, por lo demás, no ha cambiado mucho desde su descubrimiento inicial hace más de 200 años.
Créditos: Joschua Knüppe

Los plesiosaurios habitaron los océanos del Mesozoico durante más de 130 millones de años. Su cuerpo distintivo, con un cuello largo y aletas poderosas, les permitía nadar eficientemente y cazar presas marinas. Aunque estos reptiles han sido objeto de estudio para los científicos durante dos siglos, hasta ahora se habían descubierto pocas informaciones sobre su anatomía externa. Este estudio pionero, llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Lund, ha proporcionado datos inéditos gracias al análisis de los tejidos blandos de un fósil encontrado cerca de Holzmaden, en Alemania.

Una piel adaptada para nadar y desplazarse por el fondo marino



Los investigadores observaron que la piel del plesiosaurio presentaba una textura variada: lisa alrededor de la cola y las aletas delanteras, y escamosa en las aletas traseras. Esta distinción podría responder a necesidades funcionales específicas. La piel lisa, adaptada para nadar, favorecía la hidrodinámica y la velocidad para capturar presas marinas como peces o animales similares a calamares.

Por otro lado, las escamas presentes en las aletas traseras serían una adaptación para desplazarse sobre fondos marinos rugosos. Estas escamas habrían permitido al plesiosaurio estabilizarse y moverse eficientemente sobre terrenos submarinos accidentados, facilitando su búsqueda de alimento. Este tipo de piel es una característica que rara vez se encuentra en los fósiles.

Un descubrimiento clave sobre la preservación de tejidos blandos


Los tejidos blandos, como la piel, son generalmente muy raros en los fósiles. Sin embargo, el equipo de Lund pudo examinar un espécimen excepcional proveniente de los esquistos de Posidonia, una formación geológica conocida por la conservación excepcional de sus fósiles. Este fósil, que data de hace 183 millones de años, permitió un análisis detallado gracias a técnicas avanzadas de imagen y a la conservación casi perfecta de las células de la piel.


Este descubrimiento permite reevaluar las hipótesis sobre la biología de los plesiosaurios y considerar reconstrucciones más precisas de su apariencia y estilo de vida. También abre el camino a otros estudios sobre cómo estos reptiles marinos se adaptaron a su entorno durante el Jurásico.

Descubrimientos que iluminan la evolución de los reptiles marinos


Los plesiosaurios evolucionaron en un entorno marino muy diferente al actual. Este estudio muestra cómo características físicas aparentemente contradictorias – piel lisa para nadar rápidamente y escamas para desplazarse por el fondo marino – permitieron a los plesiosaurios prosperar en este ecosistema. Los resultados subrayan la importancia de la preservación de tejidos blandos para comprender mejor la adaptación de las especies a las exigencias de su entorno.

Los investigadores estiman que este descubrimiento también podría proporcionar información esencial sobre la evolución de los reptiles marinos y las diferentes estrategias de locomoción en medios acuáticos. Este estudio abre el camino a futuras investigaciones sobre cómo los plesiosaurios interactuaron con su entorno y sus presas.

Para profundizar: ¿Por qué la conservación de tejidos blandos es tan rara en los fósiles?



La conservación de tejidos blandos, como la piel, es extremadamente rara en los fósiles. De hecho, la mayoría de los tejidos orgánicos se descomponen rápidamente después de la muerte del animal, dejando solo las partes duras como huesos y dientes.

Sin embargo, ciertas condiciones geológicas excepcionales, como los esquistos de Posidonia en Alemania, permiten una preservación casi perfecta de estos tejidos. Este tipo de fósil, muy raro, ofrece información valiosa sobre la apariencia y biología de criaturas extintas.

Gracias a técnicas avanzadas de imagen, los investigadores pueden analizar estos tejidos en fósiles de millones de años, aportando así nuevos conocimientos sobre los animales prehistóricos.

Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Current Biology
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