Un reciente descubrimiento en la necrópolis real de Tanis reaviva los debates sobre las prácticas funerarias del Antiguo Egipto. Arqueólogos han desenterrado 225 figurillas funerarias, llamadas shabtis, que llevan el nombre del faraón Shoshenq III. Estos objetos fueron encontrados en una tumba ya atribuida a otro soberano, Osorkón II.
Los shabtis son estatuillas destinadas a servir al difunto en el más allá, cumpliendo simbólicamente los trabajos agrícolas exigidos por los dioses. Una colección tan numerosa está generalmente reservada para un rey o una persona de primerísimo rango. Las inscripciones jeroglíficas grabadas en las figurillas mencionan claramente a Shoshenq III, soberano de la XXII dinastía, que reinó en el siglo IX antes de nuestra era. Esta atribución deja pocas dudas sobre su procedencia original.
Una parte de las figurillas descubiertas.
Egyptian Ministry of Tourism and Antiquities La tumba en cuestión había sido excavada por primera vez en el siglo XX y estaba asociada al faraón Osorkón II, predecesor de Shoshenq III. La presencia de objetos funerarios pertenecientes a otro rey sugiere un desplazamiento voluntario del ajuar, o incluso del cuerpo mismo. Los arqueólogos contemplan varias hipótesis, entre ellas un reentierro tardío destinado a proteger los restos reales contra los saqueos, frecuentes durante el Tercer Periodo Intermedio.
Este período está marcado por una inestabilidad política y una fragmentación del poder. Las prácticas funerarias reales parecen entonces adaptarse a esta situación incierta. La reutilización de tumbas existentes o la transferencia de objetos funerarios de un soberano a otro podrían reflejar estrategias de protección o restricciones materiales.
Las recientes excavaciones se inscriben en la continuidad de los grandes descubrimientos realizados en Tanis en los años 1930 por el egiptólogo Pierre Montet. Durante mucho tiempo eclipsada por la notoriedad del Valle de los Reyes, la necrópolis del Delta se revela sin embargo esencial para el estudio de las dinastías libias. Las condiciones húmedas del sitio han complicado la conservación, pero también han preservado algunos objetos excepcionales, como estos shabtis en gran número.
Este descubrimiento contribuye a afinar la comprensión de los ritos funerarios reales en una época de transición. Recuerda que las tumbas egipcias no son siempre conjuntos estáticos, sino lugares que han experimentado reacondicionamientos sucesivos. Las investigaciones continúan para determinar si Shoshenq III fue realmente enterrado en Tanis o si sus objetos funerarios fueron trasladados allí posteriormente.