En el universo de los microbios, algunos secretos se esconden dentro de otros organismos. Un descubrimiento reciente arroja luz sobre un virus alojado en el corazón de un hongo temido, abriendo perspectivas inesperadas para la medicina.
La Organización Mundial de la Salud ha clasificado al hongo Aspergillus fumigatus como una preocupación mayor debido a su capacidad para provocar infecciones graves. Este microorganismo, presente en el entorno, libera esporas que las personas inhalan a diario sin consecuencias para la mayoría. Sin embargo, en individuos inmunodeprimidos o con enfermedades pulmonares, puede desencadenar afecciones potencialmente mortales, con millones de casos registrados cada año en el mundo.
Aspergillus fumigatus infectado por un virus (derecha) presenta una mejor supervivencia en comparación con las cepas no infectadas (izquierda). Crédito: Marina Campos Rocha
Unos investigadores han identificado un virus específico, llamado AfuPmV-1M, que infecta a este hongo. Contrario a lo que se podría pensar, este virus no daña a su huésped; al contrario, le confiere ventajas significativas para sobrevivir en condiciones hostiles, incluyendo... el cuerpo humano. Mejora, en particular, la producción de melanina, un pigmento que refuerza la resistencia del hongo, y optimiza su respuesta al estrés ambiental.
En un estudio publicado en
Nature Microbiology, experimentos con ratones mostraron que la administración de medicamentos antivirales dirigidos a este virus reducía la carga del hongo huésped en los pulmones y aumentaba la tasa de supervivencia de los animales. Este enfoque, que apunta indirectamente al hongo a través de su virus, representa una estrategia innovadora para combatir las infecciones fúngicas, sin empeorar la situación como algunos estudios anteriores habían temido.
Las implicaciones son amplias: si estos antivirales resultan efectivos en humanos, podrían utilizarse para debilitar el hongo, permitiendo que el sistema inmunitario o los antifúngicos clásicos lo eliminen. Además, otros patógenos fúngicos podrían albergar virus similares, lo que abre el camino a nuevas investigaciones para comprender estas interacciones a nivel molecular.
Los virus fúngicos y sus huéspedes
Los virus que infectan a los hongos, llamados micovirus, son entidades biológicas fascinantes que evolucionan en estrecha asociación con sus huéspedes. A diferencia de los virus que atacan a animales o plantas, suelen ser específicos de una especie fúngica particular, como Aspergillus fumigatus para el virus AfuPmV-1M.
Estos virus pueden modificar el metabolismo del hongo influyendo en la síntesis de proteínas y la regulación del ARN, una molécula esencial para la producción de componentes celulares. Esto se traduce en una mejor adaptación a los estrés, como las variaciones de temperatura o la presencia de sustancias tóxicas.
En algunos casos, esta relación puede ser beneficiosa para el hongo, otorgándole una virulencia aumentada o una resistencia a los antifúngicos. Comprender estos mecanismos permite desarrollar terapias innovadoras que apuntan no al patógeno en sí, sino a los elementos que lo hacen más peligroso.
Las investigaciones en curso buscan explorar si otros hongos patógenos para el humano, como Candida o Cryptococcus, albergan virus similares, lo que podría revolucionar la lucha contra las infecciones fúngicas.
Fuente: Nature Microbiology