Un equipo de la Universidad Villanova, financiado por la NASA, ha revelado recientemente una visión inédita de la zona central de nuestra Vía Láctea, mostrando los campos magnéticos y las estructuras de polvo frío que residen en ella.
En el corazón de nuestra galaxia se encuentra la zona molecular central, un denso reservorio de polvo que alcanza los 60 millones de masas solares y tiene una temperatura cercana a los -258,2 grados Celsius. Este polvo es crucial, ya que constituye la base de las estrellas, los planetas y, por extensión, la vida tal como la conocemos. La interacción entre los campos magnéticos y este polvo es crucial para comprender no solo la Vía Láctea, sino también otras galaxias.
Una vista inédita de los campos magnéticos en el centro de la Vía Láctea.
Crédito: Universidad Villanova/Paré, Karpovich, Chuss (PI)
Para desentrañar estos misterios, los investigadores han utilizado el telescopio SOFIA, instalado a bordo de un Boeing 747 que vuela a más de 13700 metros de altitud. Este proyecto, denominado FIREPLACE, ha dado lugar a la creación de una detallada mapa infrarrojo que cubre aproximadamente 500 años luz en el centro de nuestra galaxia. Este mapa revela una compleja interacción entre el polvo frío, visible en azul, y los campos magnéticos, indicados por filamentos que emiten ondas de radio en amarillo.
Esta exploración ha permitido detectar variaciones en la orientación de los campos magnéticos a través de las nubes de polvo, ofreciendo una primera mirada a su compleja disposición. Este descubrimiento representa un significativo paso adelante, aunque los investigadores admiten que queda un largo camino por recorrer para descifrar completamente los misterios del corazón de la Vía Láctea.
Los datos recopilados plantean nuevas preguntas sobre cómo los campos magnéticos interactúan con el polvo a gran escala en la galaxia, ofreciendo pistas sobre la posible conexión entre los campos magnéticos observados en diferentes escalas. Los investigadores esperan que esta información motive a los teóricos a proponer nuevos modelos para explicar estas dinámicas complejas.
Una vista tricolor de la zona molecular central (CMZ) mostrando la emisión de radio de MeerKAT a 20 cm (1 GHz) en amarillo (Heywood et al., 2022) y la emisión de polvo frío a 250 µm y de polvo caliente a 70 µm observadas por Herschel en cian y violeta (Molinari et al., 2011). El marco punteado en verde indica aproximadamente la región cubierta por las observaciones de FIREPLACE DR1 presentadas en Butterfield et al. (2023). Los principales nubes moleculares de la CMZ están marcados e identificados.
Las implicaciones de este estudio van más allá de nuestra simple comprensión de la Vía Láctea, abriendo ventanas a los procesos fundamentales que rigen la formación y evolución de las galaxias.
Fuente: arXiv