En la noche del 17 de mayo, auroras boreales iluminaron el cielo de Estados Unidos, acompañadas de una estela luminosa blanca tan repentina como enigmática. Este espectáculo celeste despertó tanto asombro como preguntas entre los astrónomos aficionados.
El origen de este resplandor inusual fue rápidamente atribuido erróneamente a un fenómeno espacial bien conocido, pero raramente observado en esta forma. Mientras que las auroras eran resultado de una tormenta geomagnética imprevista, la estela blanca tenía una explicación más terrenal, relacionada con actividades humanas en órbita.
Una tormenta solar con consecuencias inesperadas
Las auroras boreales del 17 de mayo fueron desencadenadas por una eyección de masa coronal (CME) ocurrida cuatro días antes. Aunque se preveía que evitaría la Tierra, una parte de la nube de partículas rozó nuestra magnetosfera, generando luces polares visibles hasta el sur de Estados Unidos.
Las fotografías tomadas por Mike Lewinski desde Colorado muestran bandas de colores típicas de las auroras. Sin embargo, hacia las 23:30, una intensa estela blanca cruzó el cielo, atrayendo inmediatamente la atención. Esta aparición fue inicialmente comparada con un "steve", un fenómeno luminoso distinto de las auroras, pero esta hipótesis fue rápidamente descartada.
El análisis de las trayectorias orbitales reveló que la estela correspondía al paso de una etapa superior de un cohete chino. El Zhuque-2, lanzado una hora antes desde la base de Jiuquan, había realizado una maniobra de liberación de combustible a 250 km de altitud, creando este resplandor espectacular.
Las actividades espaciales, nuevas fuentes de asombro celeste
Las observaciones de Jonathan McDowell confirmaron que la estela blanca resultó de un vertido de metano y oxígeno líquido por el cohete. Estos compuestos, al reaccionar con la ionosfera, produjeron una luminiscencia visible desde tierra.
Este fenómeno no es aislado. Los lanzamientos de SpaceX ya han generado intrigantes espirales luminosas. Con el auge de los cohetes de metano, estas manifestaciones podrían multiplicarse, ofreciendo a los astrónomos aficionados nuevos temas de observación.
Las fotografías de Derick Wilson en Nuevo México y de Tyler Schlitt en Kansas atestiguan el brillo excepcional del evento. Estas observaciones recuerdan que la exploración espacial también modifica nuestra percepción del cielo nocturno.
Autor del artículo: Cédric DEPOND
Fuente: Space